La Catedral de Murcia

La fachada principal o imafronte de la catedral, realizada por Jaime Bort, es joya del barroco internacional de excepcional belleza, y única en su género. Se construyó gracias a la ayuda del cardenal Belluga -cardenal en Roma y gran benefactor de la ciudad- al que se le dedicó la plaza sobre la que se levanta y que constituye uno de los puntos de encuentro y celebración de eventos más importantes de la vida murciana. Los dos temas principales de la fachada son la Exaltación de la Virgen María -a quien está consagrado el templo- y la Glorificación de la Iglesia.
Esta majestuosa torre-campanario mide 90 metros de altura -95 con la veleta-, lo que la convierte en la segunda más alta de España, tras la Giralda de Sevilla. Además, es el punto más alto de toda la ciudad y está compuesta por cinco cuerpos decrecientes en anchura.

El interior de la Catedral es en su mayor parte gótico. Su trazado es de tres naves con girola y capillas, a través de sus capillas se puede seguir la historia eclesiástica de la Diócesis, ya que la mayor parte de estas son enterramientos de obispos y nobles que fomentaron o colaboraron en su construcción.

Entre sus extraordinarias capillas, destacan la capilla de los Vélez y la de Junterones
La Capilla de los Vélez es de estilo gótico flamígero, con una impresionante cúpula estrellada de diez puntas, única en su estilo. La Capilla de Junterones está catalogada, por su complejidad y majestuosidad, como una de las grandes obras del Renacimiento español. También destacan la sillería plateresca del coro, el trascoro o la portada de la antesacristía y el gran órgano Merklin, que con sus casi 4.000 tubos y cuatro teclados es uno de los más relevantes a nivel internacional.

Tanto el Museo de la Catedral como sus capillas son de una belleza singular. El museo se sitúa en el antiguo claustro de la Catedral. Allí se pueden observar pinturas correspondientes al Trecento italiano, cuadros de Luca Giordano e impresionantes esculturas del maestro Francisco Salzillo.

El Real Casino de Murcia

El Real Casino de Murcia es un edificio singular desde el punto de vista arquitectónico, situado en un lugar emblemático de la capital, la calle Trapería, de la que constituye seña de identidad. Su construcción comenzó en 1847, es una mezcla de las distintas corrientes artísticas que coexistieron en la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX en España, fue declarado monumento histórico-artístico nacional en 1983.

Traspasada la puerta de entrada y un pequeño vestíbulo neobarroco se accede al Patio árabe, cuya espectacular decoración de estilo neonazarí requirió más de 20.000 láminas de pan de oro para su encofrado.

Cabe señalar también la biblioteca, en la que destaca su tribuna superior de maderas talladas, sustentada por ménsulas de fundición que representan flamencos y el contiguo tocador de señoras que está decorado con frescos de alegorías femeninas de la diosa Selene, pintadas en el techo.

El Salón de Baile es la dependencia más conocida y un espléndido testigo de la vida social de Murcia durante más de un siglo

Es de estilo neobarroco. Las valiosas pinturas que lo embellecen -cuatro matronas entre nubes- representan la Música, la Escultura, la Pintura y la Arquitectura, Además, sus cuatro medallones representan a los hijos ilustres de Murcia: Romea, Salzillo, Floridablanca y Villacís.

También hay que destacar el salón de billar, y dos salones de tertulia con enormes ventanales con vistas a la Calle Trapería a los que los murcianos, con el fino humor que les caracteriza, apodaron “las Peceras”.

Palacio Episcopal

El Palacio Episcopal es un edificio histórico situado en la Plaza del Cardenal Belluga. Es la sede oficial de la Diócesis de Cartagena. Edificado en el siglo XVIII, fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1992.

De elementos arquitectónicos muy singulares, es otra de las obras cumbres del patrimonio monumental en Murcia. En su construcción colaboraron varios maestros canteros venidos de las obras catedralicias, es un magnífico ejemplo del estilo rococó, de planta cuadrada, entre italiano y francés de sobrios volúmenes y delicada gracia decorativa, evidente en sus bellas portadas.

Fue construido con claras influencias del último manierismo italiano. Los tratamientos murales a base de ornamentaciones al fresco son una característica de los palacios romanos y napolitanos.

Del interior son de gran interés: la escalera imperial, el patio, organizado en tres arcadas en orden dórico y un cuerpo superior más compacto, y una pequeña capilla de planta circular y estilo rococó, que está abierta 24 horas.

El llamado Martillo del Palacio (el mirador del obispo); es un espigón saliente construido antes de que se iniciara la construcción del cuerpo principal con el fin de tener un mirador privilegiado sobre el Río Segura y el Paseo del Arenal o Glorieta.

Este espacio también tiene una sala de exposiciones anexa, llamada “El Martillo”.

La Casa Consistorial de Murcia

La Casa Consistorial de Murcia es la obra arquitectónica más importante del arquitecto Juan José Belmonte (1809-1875). Destaca una portada de cuatro grandes columnas corintias soportando un frontón que dota de mayor importancia al balcón principal. Encima del balcón hay un gran escudo de la ciudad escoltado por las estatuas de dos musas, que representan respectivamente la abundancia y la felicidad. En el centro del frontón se encuentra el reloj de la ciudad, con un carrillón que al dar las horas y las medias interpreta melodías típicas de Murcia, como el himno, el canto a Murcia de la zarzuela La Parranda y el himno de la Fuensanta.

La Glorieta de Murcia, denominada Glorieta de España, es uno de los espacios urbanos más destacados y transitados de Murcia. Es una plaza peatonal, con forma alargada y ajardinada. En ella se encuentra, además de la Casa Consistorial, la fachada posterior del palacio Episcopal y una estatua del Cardenal Belluga presidiendo el entorno de frente a la Glorieta, antiguamente denominado Paseo del Arenal.

El edificio anexo diseñado por Rafael Moneo se ha convertido en uno de los símbolos arquitectónicos de la Murcia contemporánea
La falta de espacio en las dependencias de la Casa Consistorial motivó que, en 1998, se construyera e inaugurara un nuevo edificio anexo al anterior realizado por el famoso arquitecto Rafael Moneo. El edificio, presidido por una fachada muy vanguardista, se ha convertido en uno de los símbolos arquitectónicos de la Murcia contemporánea.

De fachada rectangular y con formas cuadradas abiertas, la nueva dependencia del Ayuntamiento ocupa un lugar clave en la Plaza Belluga, justo a la espalda del clásico edificio de la Glorieta y conectado al mismo a través de una pasarela.

El palacio Almudí

Su nombre, Almudí, proviene de la medida de capacidad de áridos equivalentes a seis cahíces, ya que fue un antiguo depósito de grano. Actualmente es un centro de arte municipal y cuenta con magnificas salas de exposiciones, con una programación estable y continua.

El edificio ha sufrido distintas modificaciones a lo largo de la historia

Se trata de un edificio singular del siglo XV y de estampa imponente con un patio de columnas que nos traslada a la Murcia Barroca. Fue un antiguo depósito de grano, la primera idea de construir en Murcia un almacén público, para los cereales recaudados, así como como para los diezmos se le atribuye al rey Alfonso X el Sabio, en el siglo XIII.

Su estructura originaria se incendió en 1612 al caer un rayo en el polvorín que allí se guardaba provisionalmente y destruyó gran parte del edificio que fue reconstruido posteriormente.

En el exterior destaca un relieve de la Matrona de Murcia

Esta talla, emblema de la ciudad, es la representación de una mujer, una matrona, que amamanta a un niño que está al lado del suyo propio y que viene a simbolizar y rendir homenaje a la hospitalidad de la ciudad de Murcia. El pelícano que corona el relieve es símbolo de la abundancia.

La puerta principal del Palacio Almudí está coronada por un enorme escudo real de los Habsburgo, flanqueado por dos escudos de Murcia de menor tamaño, que cuentan con solo seis coronas al ser anteriores al reinado de Felipe V, monarca que otorgó la séptima corona a la ciudad de Murcia.

En 1886 el edificio se convirtió en Audiencia Judicial, y hoy alberga el archivo de la ciudad, ubicado en la primera planta, donde se guardan legajos y documentación administrativa de Murcia y de la huerta desde el siglo XIII.

En su interior destaca la grandiosa sala de columnas toscanas que está dedicada actualmente a sala de exposiciones, y un lienzo de la muralla árabe que rodeaba la ciudad de Murcia, que sirve de muro de carga al propio inmueble, ya que el Almudí se levantó sobre dicha construcción defensiva.

Puente Viejo o Puente de los Peligros

El Puente de los Peligros es un símbolo de la ciudad. Construido en el siglo XVIII, es el puente más antiguo de la ciudad y une el periférico Barrio del Carmen con el centro histórico.

El puente de los Peligros o puente Viejo es un puente de piedra en arco sobre el río Segura que data del siglo XVIII. El puente Viejo debe su nombre porque es el más antiguo de Murcia, una de las primeras obras de ingeniería civil. Este se empezó a construir en 1718 y se terminó en 1742. El nombre de los Peligros se le dio porque en el extremo que enlaza con el barrio del Carmen se construyó un templete dedicado a la Virgen de los Peligros, un icono para los murcianos a la que deben absoluta devoción. Los cronistas de la ciudad relatan que todo aquel que tenía que atravesar el río invocaba su protección milagrosa, por el miedo a las terribles riadas que provocaba el Segura a su paso por Murcia. Hoy en día aún se mantiene la costumbre de muchos murcianos de santiguarse cada vez que se pasa por él dirigiendo la mirada a la Virgen.

Por el Puente de Los Peligros discurre la vida cotidiana de los vecinos de la ciudad, además es el lugar donde se dan cita algunos de los eventos más importantes, como es el caso de la Procesión de “Los Coloraos” cada Miércoles Santo. Desde él podrás ver, por el margen izquierdo del puente, el «Monumento al Entierro de la Sardina» que asoma en el río junto al puente, y los «Molinos del Río», antiguos molinos harineros del siglo XIX y que en la actualidad están habilitados como museo y sala de exposiciones. Desde esa barandilla privilegiada también se puede observar una postal icónica, con el conjunto del río Segura, la Glorieta y la torre de la Catedral de Murcia.

El margen derecho: la Pasarela Manterola
Si miras por el margen derecho del puente podrás ver «La Pasarela Manterola», un puente peatonal obra de Javier Manterola, que comunica la zona del Malecón y el barrio del Carmen con el Mercado de Verónicas y el Palacio de Almudí. Su diseño asemeja un barco que atraviesa el río, con un mástil de 30 metros de alto al que van unidos 45 tirantes de acero, de los que treinta sostienen la base y quince actúan de contrapeso entre la estructura y el islote artificial, formado en el lecho del río. La pasarela de Manterola, cambió la imagen de los puentes sobre el río Segura a su paso por Murcia, aportando un toque de modernidad a la imagen tradicional de la ciudad. Fue inaugurada el 12 de agosto de 1997.

La Casa Cerdá

Su figura preside el ingreso a la Plaza de Santo Domingo desde la Gran Vía Alfonso X El Sabio, lugar ideal para comenzar un paseo turístico por el casco histórico de la ciudad.

La magnífica factura del edificio y el efecto colorista de su fachada lo convierten en el inmueble más destacado de la Plaza de Santo Domingo

Esta construcción, obra del arquitecto José Antonio Rodríguez Martínez, data de la primera mitad del siglo XX. De estilo ecléctico, destacan las altas columnas jónicas de su fachada y el templete circular que corona todo el edificio. Su acabado en tonos rojizos, verdes y blancos acentúa el carácter singular de este edificio, convirtiéndolo en un hito y punto de referencia dentro de la plaza en la que está situado.

José Antonio Rodríguez contaba en esos momentos con una gran experiencia y fama, de hecho, era arquitecto municipal y entre sus obras más conocidas en Murcia destacaban la Casa Díaz-Cassou, la Casa de los Nueve Pisos, la Convalecencia, el edificio de La Alegría de la Huerta, el Edificio Flomar, la Casa Guillamón o la Sociedad de Cazadores. Su popularidad hizo que fuera elegido para llevar a cabo las obras de la Casa Cerdá, que tuvieron lugar entre 1934 y 1936, siendo de hecho su última gran obra arquitectónica.

El edificio está catalogado como Bien de Interés Cultural

Entre los años 1934 y 1936 se llevó a cabo la construcción del edificio, cuya función era simplemente residencial.

Se trata de un inmueble de gran volumen, compuesto por seis plantas más bajo. La fachada queda dividida en tres cuerpos distintos mediante la disposición de balaustradas que definen líneas horizontales de separación entre ellos.

La Casa del escritor Pedro Díaz Cassou

En la actualidad es la sede de la Real Academia de Bellas Artes y de la Consejería de Transparencia, Participación y Administración Pública, de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia.

La Casa Díaz Cassou, sin duda, es la obra más significativa del modernismo en Murcia

El edificio es obra del arquitecto José Antonio Rodríguez, diseñado por encargo del escritor y erudito Pedro Díaz Cassou, muy interesado en las tradiciones murcianas.

El autor compone sabiamente un chaflán en el ángulo principal del edificio, punto de unión de las dos fachadas del mismo, y moviéndose en él, proyecta y rompe la línea de la cornisa. En el centro organiza un limpio mirador semicircular rematado por una barandilla de hierro.

Situada en la calle Santa Teresa, es Bien de Interés Cultural BIC de desde el año 1990

El interior de la casa acoge en sus plantas nobles, con cierto esplendor, un amplio programa decorativo de frescos en plantas y su escalera central de acceso, realizados después de 1906. La obra pictórica es de Pedro García del Bosque (1907-1908).

El campus de La Merced

Las instalaciones de este campus se inauguraron en el año 1935, es históricamente el primer campus, situado en el centro de la ciudad de Murcia. Actualmente es sede de la Facultad de Derecho y la Facultad de Letras.

En el Campus de La Merced se encuentra la Facultad de Derecho y la Facultad de Letras

El campus está situado entre las calles Obispo Frutos, Doctor Fleming y Santo Cristo. En él se encuentran la Facultad de Derecho y la Facultad de Letras, además de la Biblioteca Antonio de Nebrija, el Paraninfo y una oficina del Servicio de Información Universitaria (SIU).

Como referencia histórica, la fachada principal de la Facultad de Letras, situada en la Calle Santo Cristo, ocupando el lugar que, en el siglo XVI, se ubicaba la sede de la Orden Mercedaria, el convento de la Merced.

El Claustro del antiguo convento de la Merced se puede admirar hoy en el interior de la Facultad de Derecho

Tras varios incendios en el siglo XIX, el convento se convierte en una fábrica de seda, luego pasa a manos de los Hermanos Maristas y finalmente es adquirido por la Universidad de Murcia en 1935. Tras una profunda rehabilitación (manteniendo intacto el magnífico claustro) se convierte en la sede de la Facultad de Derecho dentro del Campus de la Merced.

El Claustro, realizado entre 1604 y 1629, está edificado en dos plantas (ambas con columnas de capiteles en orden toscano y arcos de medio punto), destacando en este conjunto de gran armonía la curiosa forma de disponer las columnas ‘en trío’ en cada una de las cuatro esquinas de este.

La Facultad de letras ocupa un edificio anejo al complejo de la Merced

El edificio situado en la Plaza de la Universidad, originalmente la facultad de Filosofía y Letras, anejo al complejo de la Merced, fue inaugurado en 1968, en la actualidad es la Facultad de Letras. El elemento arquitectónico que predomina en la plaza es una gran pérgola en forma de herradura y de gran alzada, que se encuentra situada precisamente frente a la fachada de la facultad.

En la plaza y alrededores encontraremos una gran cantidad de estudiantes. La zona está rodeada de varias taperías y algunos bares pequeños que están muy a menudo llenos de gente por la noche. Ambiente universitario muy animado.

Santuario de la Fuensanta

Un santuario donde podrás disfrutar de una magnífica vista panorámica de la ciudad y la huerta. El templo alberga la imagen de la patrona de la ciudad

Su nombre le viene de la fuente que manaba a sus pies y a cuyas aguas, el pueblo fiel atribuyó propiedades curativas

El santuario es un tradicional templo del barroco murciano, que consta de tres naves; una central más amplia y dos laterales con capillas. La portada (1705), obra de Toribio Martínez de la Vega, presenta dos torres y una puerta en arco de medio punto, coronada por dos ángeles que sostienen el escudo del Cabildo de la Catedral -a cuya iniciativa se debe la construcción del templo- y una hornacina central con la imagen de la Virgen de la Fuensanta, talla de Jaime Bort, flanqueada por San Patricio y San Fulgencio.

En el interior hay unos espléndidos relieves y esculturas del artista González Moreno. Las pinturas y murales de la cúpula y del coro son obra del pintor Pedro Flores. En la primera aparecen representados el pueblo y la historia de Murcia en una romería de la Virgen, con Alfonso X, el Conde de Floridablanca, el cardenal Belluga, Francisco Salzillo y otros personajes ilustres de la historia murciana. En el coro se representa el momento solemne de la coronación de la Virgen de la Fuensanta en el Puente Viejo.

El santuario de la Fuensanta está rodeado de un entorno natural de una belleza singular

El templo está enclavado en el Parque regional El Valle y Carrascoy, un espacio natural protegido que domina toda la vega murciana. Además, alrededor del Santuario encontramos otros puntos de interés como la llamada Fuente Santa de estilo renacentista, la Casa del Cabildo o del Sacristán, de estilo neoárabe, o el monasterio de las monjas benedictinas -conectado al Santuario por un arco- .

Próximos al Santuario de la Virgen de la Fuensanta se encuentran la Ermita y el Monasterio de La Luz (cuyos primeros pobladores fueron anacoretas), la Ermita y Centro de Visitantes de San Antonio el Pobre y el Convento de los Franciscanos de Santa Catalina del Monte, lugares todos ellos de culto que merece la pena visitar.

También es destacable y de recomendada visita Centro de Visitantes de la Luz, situado apenas a un kilómetro de distancia del Santuario de la Fuensanta.

El Monasterio de los Jerónimos

El Monasterio de los Jerónimos es conocido como el Escorial Murciano y su belleza cautivará al viajero, que lo descubrirá den el corazón de la huerta, rodeado de palmeras y árboles frutales.

El monasterio fue construido a comienzos del siglo XVIII por encargo de los monjes Jerónimos, que buscaron en esa zona de la huerta un lugar de retiro a salvo de las inundaciones. Declarado Monumento Histórico Nacional, se le ha denominado «el Escorial murciano», tratándose de una obra de grandes proporciones. Con planta de cruz latina, tiene fachada en ladrillo visto, puerta con arco de medio punto y dos esbeltas torres coronadas con cúpulas de teja vitrificada en el característico color azul del barroco murciano, al igual que la cúpula poligonal del crucero, de considerables dimensiones.

El interior del templo está profusamente decorado con yeserías blancas geométricas sobre fondo azul. En él destaca el retablo Mayor barroco, en mármol, alabastro y madera dorada. El retablo puede fecharse en torno a la década de 1780. Se trata de una obra de transición entre el barroco y el clasicismo formal, aunque ha perdido algunos de sus elementos originales y tiene como guía la fachada de la Catedral de Murcia.

Hoy en día tras varias restauraciones y acondicionamientos se ha constituido en él la sede de la Universidad Católica de San Antonio (UCAM), lo que lo convierte en uno de los focos culturales de la Región.

Castillo de Monteagudo

Enclavado en un impresionante puntal rocoso a 149 metros de altura sobre el nivel del mar.
El castillo está coronado por una colosal escultura de 14 metros de alto: el Cristo de Monteagudo

Quien quiera que se acerque a Murcia podrá apreciar a lo lejos cómo sobre una colina se vislumbra el famoso Cristo de Monteagudo. Está enclavado en un impresionante puntal rocoso que se eleva hasta 149 metros sobre el nivel del mar, por lo que domina toda la Huerta de Murcia.

A sus pies discurre el «camino viejo de Monteagudo» que une dos importantes vías de comunicación para viajeros: los caminos de Alicante y de Castilla. Es por eso por lo que el poblamiento en este lugar haya sido prolongado e ininterrumpido a lo largo de la Historia a través de la cultura argárica, íberos, romanos y árabes.

Antes de la fundación de Murcia, debió ser un castillo rural donde se refugiaban los campesinos del entorno. Cuando la ciudad se convierte en la verdadera capital del territorio, se transforma en un castillo urbano, verdadero fortín y atalaya defensiva natural de los emires murcianos que residían en la ciudad.

Tras la conquista cristiana queda bajo control de la monarquía castellana. Existen testimonios de que fue visitado al menos en dos ocasiones por el propio Alfonso X el Sabio y en él residieron diferentes alcaides reales.

El Centro de Visitantes de Monteagudo (San Cayetano) está ubicado a los pies del castillo de Monteagudo y ofrece un recorrido por los 5.000 años de historia de los pobladores de Monteagudo. Permite conocer, a través de varias salas, las civilizaciones argárica, íbera, romana y árabe que se instalaron en Monteagudo.

Desde el centro de visitantes se recomienda realizar una ruta sencilla, de unos 6 kilómetros, que recorre las zonas más emblemáticas de la zona. La marcha tiene una duración de unas 2 horas y transcurre por caminos señalizados en buen estado.