El Reino de Nájera es un espectáculo medieval, en el que se escenifican diversos momentos de la historia de esta ciudad riojalteña. Desde sus primeros pobladores –los Berones, con sus ritos mágicos- hasta episodios históricos acaecidos en los siglos X y XI, que sitúan a Nájera en un destacado papel en el proceso de formación de los reinos hispánicos en la Alta Edad Media.
Diferentes reyes de la dinastía Jimena o Abarca tuvieron su residencia en Nájera, que fue sede regia desde el año 924 hasta 1076. Entre los que cabe destacar a Sancho III, el Mayor y a su primogénito García Sánchez III, conocido por la Historia como el de Nájera.
Sancho III, es uno de los reyes más emblemáticos y carismáticos de la Alta Edad Media española. Fue el gran impulsor de la ciudad de Nájera, donde residió gran parte de su vida; en ella celebró Cortes, acuño moneda y le otorgó Fuero. Trazó la nueva ruta a Compostela, estableció albergues y hospitales, y convirtió a la ciudad en punto clave de la Ruta Jacobea.
Antes de morir repartió su vasto territorio entre sus hijos: García recibe el reino de Nájera – Pamplona; a Fernando, Castilla; a Ramiro, Aragón y a Gonzalo, Sobrarbe y Ribagorza. Todos en condición de vasallos del primogénito García.
La escenificación de este episodio es uno de los momentos cumbre de la representación.
Un día cualquiera, allá por el año del Señor de 1044, nuestro Rey don García salió de caza. Siguiendo a su halcón que perseguía una perdiz entró en una cueva y allí halló una imagen de la Virgen.
A los pies de la Imagen había una campana, una lámpara y una jarra de azucenas frescas. El Rey lo tomó como un presagio favorable para la conquista de Calahorra, que la llevó a cabo al año siguiente. En agradecimiento, instituyó la Orden Militar de la Terraza o de la Jarra, la primera entre los reinos cristianos peninsulares, y en su honor mandó construir el monasterio de Santa María la Real.
Desde el inicio de las representaciones en 1969, la comunidad local se ha implicado profundamente en su preparación y desarrollo. Cientos de personas, a un lado y otro del telón, se esfuerzan cada año en todas las labores que requiere una escenificación que ha alcanzado un alto nivel de complejidad técnica, y que cuenta con un muy cuidado y amplio vestuario.
La Historia, la leyenda, la imaginación y el incomparable entorno del Monasterio de Santa María la Real han fraguado este retablo histórico que ha sido galardonado con los premios Racimo de Oro y Desarrollo turístico de La Rioja, y en 2015 fue declarado Bien de Interés Cultural.
ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE FIESTAS Y RECREACIONES HISTÓRICAS
