Catedral de Santa María

El templo actual es el resultado de diversas construcciones realizadas desde finales del siglo XV hasta el XVIII. A pesar de ello, la impresión general es unitaria y coherente debido al estilo gótico-tardío con que se ha edificado a lo largo de los siglos, manteniendo las estructuras tradicionales.

Está formado por tres naves. La central más ancha y elevada, separada de las demás por seis robustos pilares. En el esquema general destaca la estructura de cruz latina formada por capilla mayor, crucero y nave central que se manifiesta en anchura y sobre todo en alzado.

A lo largo de su recorrido interior se pueden admirar dieciséis capillas con sus correspondientes retablos que presentan variedad de estilos y formas diferentes.

Destaca en el exterior, aparte de su clasicista y austera fachada barroca, la puerta de San Jerónimo situada en el lado Norte del edificio. Construida a lo largo del siglo XVI, combina diferentes estilos en sus tres cuerpos: plateresco, gótico, renacentista y manierista.

Su original ubicación a orillas del río se debe al lugar en el que ocurrió el martirio de San Emeterio y San Celedonio.

Iglesia de San Andrés

La parroquia tiene su origen en el siglo VII, con la llegada de San Prudencio a Calahorra para predicar el Cristianismo. Se construye una iglesia, destruida por los árabes que asedian la ciudad, en el lugar que ocupa hoy la actual edificación. Tras la posterior conquista de Calahorra por el Rey García “el de Nájera”, se reedifica junto con la Catedral.

Este templo medieval se reforma en el siglo XVI, de manera que el edificio gótico resultante no conserva nada del anterior. En el s. XVIII se le añade un tramo más y una nueva cabecera. Como resultado, la Iglesia de San Andrés posee una planta con dos partes bien diferenciadas: la primera, gótica del siglo XVI, con bóveda de terceletes y estrelladas, y con arcos apuntados; la segunda, del siglo XVIII, diferenciada por bóvedas de aristas o de lunetos.

La portada, de estilo gótico-florido, realizada con materiales reaprovechados del edificio anterior, muestra un tímpano muy original: una cruz de brazos desiguales que representa el triunfo del cristianismo sobre el paganismo, simbolizado por el sol, la luna y una sinagoga.

Casi oculto por otras construcciones, su austero exterior no refleja la grandeza que esconde en su interior, donde destaca el retablo mayor de estilo rococó (Manuel Adán, siglo XVIII) y el coro con 53 sitiales de decoración vegetal en el que se expone un lienzo barroco de la Inmaculada, obra del taller de José Ribera (siglo XVII).

Judería

Calahorra albergó una importante judería en época medieval. Este barrio judío estaba formado por un recinto amurallado propio, contaba con una sinagoga y sus habitantes gozaban de completa organización jurídica, social y religiosa. Actualmente, la Judería de Calahorra se encuentra integrada en la Red de Juderías de España, Caminos de Sefarad.
El primer documento que nos habla de la presencia de la comunidad judía en Calahorra data de finales del siglo XI. Posteriormente, la Aljama llega a conseguir su mayor auge en el Siglo XV, contando en ese momento con unas 600 personas.

A través de la abundante documentación del archivo catedralicio sabemos que fue el mayor barrio judío de La Rioja, con una importante actividad agrícola, comercial y artesanal a lo largo de la Edad Media. Aquí vivió la última etapa de su vida el poeta y teólogo Abraham Ibn Ezra. Al mismo tiempo, la judería contó con numerosos médicos, arrendadores y recaudadores de impuestos.
La TORAH que se conserva en la Catedral de Calahorra se descubrió en el año 1929. Se encontraba a modo de cubierta o envoltura de dos libros de actas del Cabildo Catedralicio correspondientes a los años 1451-1460.

Los dos fragmentos del manuscrito conservado son parte de una Torah más amplia con una caligrafía cuidada al máximo y una tinta de gran calidad.

El texto corresponde al Éxodo (versículo 18, capítulo IV hasta versículo 10, capítulo XI). En él se narra el encargo por Yahveh a Moisés de sacar al pueblo de Israel de la esclavitud egipcia y las plagas sobre las tierras de Egipto.

Iglesia de Santiago

La iglesia de Santiago, que preside la Plaza del Raso, se comenzó a construir a principios del s. XVII para sustituir al antiguo templo que se ubicaba junto a la muralla, llamado Santiago El Viejo.
Con trazas de Fray Ginés de la Madre de Dios, en él trabajaron Juan de Urruela y los hermanos Juan y Santiago Raón, este último autor de la fachada de la catedral.
Terminó la obra José Raón, hijo de Santiago. Entre 1739 y 1756 se construyeron las capillas del crucero y entre 1778 y 1782 Santos Ochandátegui construyó la fachada y la torre.

La fachada es muy austera compaginándose perfectamente el estilo barroco y el neoclasicismo. En el centro de la misma, nos sorprende una hornacina de medio punto con una imagen de Santiago apóstol presidiendo bajo un frontón curvo.

El interior es el de una majestuosa iglesia barroca, muy sobria, de tres naves de la misma altura y planta de cruz latina. Tiene capillas entre los contrafuertes. En los brazos del crucero se abren dos capillas cruciformes cubiertas con cúpulas sobre pechinas.

Monasterio de San José

Conocido popularmente como el Convento de las Monjas Encerradas, fue fundado en 1589 bajo los auspicios del Obispo de la Diócesis el Ilmo. Sr. D. Pedro Manso de Zúñiga. El templo pertenece al estilo del primer barroco carmelitano: severo, elegante y escueto.

Fachada de piedra, en forma de arco de triunfo. Engloba una hornacina cuya imagen barroca de San José, de taller madrileño, aportaron los patronos José González Uzqueda y Catalina Valdés. Sus escudos ocupan el lugar en el que habitualmente están los de la Orden. Posee, entre otras obras, dos joyas artísticas de incalculable valor:

El relieve del Altar Mayor. Posee nueve pinturas madrileñas de la vida de Santa Teresa y dos de los Santos Elías y Eliseo. En el centro un grupo escultórico que representa a la Sagrada Familia, de la escuela barroca castellana.

A los lados, en el crucero, hay dos retablitos colaterales en los que se venera una Virgen del Carmen de tipo vallisoletano y un Cristo atado a la columna, de Gregorio Fernández, barroco de 1625, que es la pieza más destacada de la iglesia. Aconsejamos la contemplación de este Cristo detenidamente: su mirada, el trabajo de la anatomía y la expresión serena de sufrimiento que soporta toda la figura.

Santuario del Carmen

Convento de los Carmelitas Descalzos fundado en 1603 a las afueras de la ciudad. Los propios carmelitas dirigieron su construcción.

La iglesia se amplió en la segunda mitad del siglo XVIII con la construcción de las naves laterales y se tuvieron que vender varios de sus retablos para costear el arreglo del templo a mediados del siglo XX. Es por ello, que su estado actual difiere del original.

El retablo clasicista de su interior es obra de tracistas de la Orden. La imagen de la Virgen del Carmen, atribuida a Gregorio Fernández, fue coronada canónicamente como Reina de la Ribera el 16 de Julio de 1957, celebrándose este aniversario todos los años con la presencia de fieles de toda la comarca.

La última capilla de la derecha (primera según entramos) conserva la lápida del obispo Alfonso de Mena y Borja. Conocido como El Obispo Incrédulo por no creer que los frailes se levantaran a medianoche al rezo de Maitines. Al comprobar que era cierto, se excusó públicamente y pidió ser enterrado en un lugar donde lo pisaran al entrar a rezar. Así se hizo, aunque la lápida sepulcral se encuentra en la pared, ya que en el suelo estorbaba al paso.

Humilladero

Construcción del siglo XVI llevada a cabo por los mismos artífices que el Claustro de la Catedral.

El Crucero, Humilladero o Crucifijo es de estilo plateresco y destaca su cubierta con bóveda de crucería estrellada.

Levantado para acoger a los peregrinos que llegaban a la ciudad por la antigua calzada romana camino de Compostela. En él se invitaba al caminante a rezar, dando gracias por haber llegado hasta aquí y pedir fuerzas para continuar las siguientes etapas.

Fuente de los Trece Caños y Lavadero

Fuente monumental neoclásica situada en la entrada sur de la ciudad. Terminada de construir en 1872, consta de dos pequeños arcos de triunfo separados por una pilastra acanalada. Toma su nombre de los trece caños que posee y por los que corría el agua que se trajo de la antigua fuente “Tripona”.

Símbolo de modernidad y ejemplo del desarrollo urbanístico que experimenta Calahorra en el siglo XIX, la fuente fue levantada junto a una de las “Carreteras de La Rioja” de principios de siglo y cuyo trazado fue modificado para entrar a la ciudad de Calahorra por la Catedral.

Cercana al parking de la Catedral y al estacionamiento de autocaravanas, es el lugar de partida de la Senda del Cidacos. Ruta perteneciente a los Senderos de la Verdura.

El Antiguo Lavadero está situado a escasos metros de la Fuente de los Trece Caños. A este lugar acudían tradicionalmente las calagurritanas a hacer la colada.

Iglesia de San Francisco – Museo de Pasos

Gestionada por la Cofradía de la Santa Vera Cruz, recoge los Pasos de la Semana Santa calagurritana, declarada de Interés Turístico Nacional.

En ella se exponen 14 de los 19 pasos que en total participan en las procesiones de nuestra Semana Santa. Tallas de gran calidad y antigüedad, muchas de ellas realizadas en el taller de Olot (Gerona).

En lo que fue la capilla de la Vera Cruz, se ha instalado el denominado Monte Sacro. Escenificación en miniatura, de la vida pública de Cristo, su muerte y resurrección distribuida en doce escenas. Cuenta con 70 figuras realizadas por José Joaquín Pérez, maestro jerezano de reconocido prestigio. Se trata de una representación única en todo el norte de España.

Construido a finales del siglo XVII, formó parte del desaparecido convento de San Francisco como la iglesia del Salvador. Anteriormente, en el Rasillo de San Francisco estuvo situada la antigua ciudadela de Calahorra o acrópolis y el castillo medieval, así como la Aljama en sus calles colindantes. Era la parte más alta de la zona sur. Por ello, siempre fue el lugar de defensa más importante de la ciudad desde los tiempos del Imperio Romano, hasta que los obispos de la ciudad la eligieron como su residencia.

La actual iglesia de San Francisco, sin culto, es un templo de estilo barroco conventual con una sola nave de cuatro tramos, crucero y cabecera rectangular. Solo el retablo mayor y la capilla de la Inmaculada Concepción mantienen su presencia original.

La Clínica (Yacimiento)

La Clínica es un yacimiento arqueológico excavado durante la segunda mitad del siglo XX. Conserva restos de una importante edificación de carácter público y un conjunto termal.

Construida en el tercer cuarto del siglo I d.C., perdería sus funciones a mediados del siglo III. El edificio estaba dotado de una notable monumentalidad. Se distribuía en tres niveles o terrazas de ocupación, con mosaicos, pinturas y bellos estucos en la decoración de sus paredes. Por el diseño de la parte conservada y por el conjunto termal que tiene adosado hacia el sur podría tratarse más bien de un edificio de carácter público que de una casa (domus) privada.

Los mosaicos, pinturas, ajuares y demás bienes muebles hallados durante las investigaciones se pueden contemplar hoy en el Museo de la Romanización.

Conjunto termal

Se identifican un praefurnium (horno), un hypocaustum (sistema de calefacción) y restos de una piscina.

También se aprecia un canal de desagüe que va a parar a un gran Colector, cuya función consistía en encauzar las aguas urbanas y de pluviales hacia las tierras bajas sin degradar las laderas del cerro calagurritano. El tramo conservado alcanza los 35 metros de longitud, observándose en él un cambio de nivel creado mediante cuatro potentes escalones.

La Dama

De especial importancia en las excavaciones es el hallazgo de la llamada “Dama de Calahorra”. Esta escultura de mármol blanco se encontró hacia los años treinta del siglo XX en este yacimiento al realizar la cimentación del Centro Rural de Higiene.

Corresponde a una representación idealizada, cuyos rasgos más destacados son el grueso cuello, el mentón robusto y la nariz incipiente que hacen que algunos autores la consideren una figura masculina tipo efebo. Sin embargo, otras características como el tratamiento del pelo y la nariz recta hacen que se considere una representación femenina relacionada con Minerva Pacífica.

Datada en el siglo II d.C. se ha convertido en símbolo de la ciudad de Calahorra.