Calatayud tiene un centro muy acogedor que se puede ver caminando y de forma rápida.
Iglesia de San Andrés
Se cree que es una de las parroquias fundadas tras la reconquista por Alfonso I el Batallador. De la primera fábrica románica nada se conserva si exceptuamos el crismón sobre la actual portada, y la pila bautismal empotrada en los cimientos del hastial de los pies.
La documentación conservada de los siglos medievales hace referencia especial a las rivalidades con Santa María, alegando mayor antigüedad. Entre estas rivalidades figura un pleito de 1335 entre los cabildos de Santa María y San Andrés acerca del desagüe de las aguas de lluvia procedentes de la judería de que bajaban por la actual cuesta de Santa Ana, del que se deduce que había un cementerio ante la puerta principal de San Andrés, que entonces estaba a los pies.
Cuando el 11 de julio de 1456 Farax el Rubio y Brahem el Rubio, moros, maestros de obra, contratan con los parroquianos de la iglesia de San Juan de Vallupie la fábrica del cimborrio, se acuerda que sea como la de la iglesia de San Andrés. Este cimborrio desaparecería, siendo sustituido por la actual cúpula.
El 2 de febrero de 1508 los vecinos y parroquianos de San Andrés de Calatayud dan poder a los procuradores para hacer construir un campanar y campanas para dicha iglesia. A esta fecha responde el actual cuerpo de campanas.
La piqueta destructora del nefasto siglo XIX amenazó también a esta iglesia. El 10 de marzo de 1870 el ayuntamiento de Calatayud solicitó permiso para derribar los templos de San Miguel y de San Andrés, debido a su mal estado de conservación, pero la Diputación ordenaba conservar la torre de San Andrés y reforzarla con un entramado de madera a cargo del erario municipal.
El templo se declaró de interés histórico artístico el año 1966.
La fábrica de la iglesia, tal como se conserva en la actualidad, acusa varias reformas y ampliaciones a la estructura mudéjar originaria. Es una iglesia de tres naves, con crucero no acusado en planta, cuyo testero inicial ha desaparecido con la ampliación del siglo XVI.
Las tres naves de distinta altura, van cubiertas con bóvedas de crucería simple de nervios diagonales, cuya sección da triple baquetón. Los pilares que separan la nave central de las colaterales, han sufrido varios revoques y añadidos de consolidación, por lo que su estructura aparece totalmente enmascarada. Los arcos formeros son apuntados, con su intradós plano, sin moldura. A esta descripción de la fábrica mudéjar del siglo XIV, corresponden solamente los cuatro primeros tramos, exceptuando el cuarto de la nave central, que ha visto sustituido el cimborrio mudéjar ya mencionado por una cúpula oval, sin tambor y totalmente ciega.
La ampliación del siglo XVI se hizo hacia la cabecera, con un tramo más en las naves laterales y dos en la central, por lo que resulta un templo con doble crucero no acusado en planta. Las bóvedas de esta ampliación son de crucería estrellada, terceletes y combados, apeando el crucero en un orden colosal de columnas toscanas.
De las cuatro capillas laterales que se conservan en la actualidad, dos son de la primera fábrica mudéjar: el baptisterio de planta octogonal en la base de la torre, y la contigua de planta rectangular cubierta con crucería simple, las otras dos restantes van cubiertas, la de la izquierda del crucero con bóveda estrellada y la de la derecha con cúpula sobre pechinas del siglo XVIII.
La puerta primitiva, a los pies, ya citada, está cegada y el acceso actual se efectúa por dos puertas laterales.
El retablo mayor es de escultura, en cuyo banco hay dos relieves con San Marcos y San Lucas mientras que los otros dos Evangelistas han sido sustituidos por dos santos. En las calles laterales los Padres de la Iglesia Occidental. En la calle central el lienzo primitivo ha sido sustituido por una escultura de San Andrés actual. En el ático un lienzo de la Inmaculada de bella factura, de comienzos del siglo XVIII.
Torre de San Andrés
Como es bien patente, desde un punto de vista estructural, las torres de Santa María y de San Andrés, que han seguido una evolución pareja, fruto de las rivalidades y emulaciones de ambas parroquias, presentan sólo dos cuerpos, aunque en altura y por el exterior se hallan subdivididos en varios pisos más por impostas voladas.
El primer cuerpo de la torre de San Andrés corresponde al tipo de torre mudéjar constituida por dos torres, la exterior de mucho mayor grueso de muro envolviendo a la interior, que en realidad es una falsa torre, ya que su grosor es de 30 cms., no tiene otra función que la de servir de apeo para el desarrollo de las rampas de escaleras entre ambas torres. La torre interior no se halla dividida en estancias, en altura, sino que está hueca por completo y cabalga sobre una casamata, que permite habilitar bajo ella, en la planta, una capilla octogonal cubierta con bóveda de crucería, a la que se accede directamente desde el interior de la iglesia.
Por el exterior, presenta contrafuertes en sus ángulos (gráciles con un junquillo adosado), estando este cuerpo dividido en varios pisos mediante impostas voladas, y perdiendo base a medida que se asciende en altura. Estas características son las que corresponden según el estudio de Iñiguez, a las torres mudéjares aragonesas de época tardía, anulando la hipótesis de La Fuente de que pudieran pertenecer al siglo XIII, ni siquiera en su parte inferior.
Este primer cuerpo presenta vanos en arco apuntado, que no sirven para alojar campanas, sino para la iluminación de las rampas de escaleras, y que en esta torre están cerrados con celosías, dándole un aire más íntimo y recogido. En todo este cuerpo, el sistema de bovedillas de las rampas de escaleras es por aproximación de hiladas, una bovedilla por lado del octógono, según es frecuente en las torres mudéjares aragonesas.
Pensamos que, entre este primer cuerpo, en el que aparecen elementos formales góticos, como es el arco apuntado para los vanos, y el segundo cuerpo de ambas torres, en el que los elementos formales son claramente renacentistas, como el arco de medio punto y los medallones decorativos, no hubo solución de continuidad, y en todo caso corresponden a un solo programa constructivo, si es que se dio alguna interrupción por motivos económicos. Esta interrupción se aprecia por el interior, en la parte superior del primer cuerpo de la torre de San Andrés. El segundo cuerpo tiene una estructura diferente al primero, ya que presenta, como es lógico, una sola torre, hueca en todo su interior, y está destinado a servir como cuerpo de campanas, coincidiendo con la estructura tradicional de este cuerpo de campanas en el siglo XVI en Aragón.
Documentalmente nos consta que el cuerpo de campanas de la torre de erigió a fines de la primera década del siglo XVI.
Iglesia de San Juan el Real
Se trata de un templo de planta de cruz latina con crucero. Sobre el mismo se eleva un tambor de sección octogonal con ventanales y cubierto con cúpula y linterna; interiormente, la estructura presenta un desarrollo circular y apea sobre pechinas, sobre las que realizó sus pinturas un Goya juvenil. Sobre las capillas laterales situadas entre los contrafuertes de la nave y comunicadas entre sí discurre una galería-tribuna conformada por una serie de arcos de medio punto, dos por cada tramo de nave, que actualmente cierran una obra de carpintería y un acristalamiento. La decoración, recargada aunque elegante, fue incorporada en el siglo xviii. Consiste en molduras y yeserías abultadas con temas vegetales, configurando uno de los interiores barrocos tardíos más interesantes de Aragón.
Una artística concha de estilo rocócó, al gusto centroeuropeo, cubre de la cabecera. El retablo mayor, obra del siglo xviii, fue realizado por el artista local Gabriel Navarro e incluye tallas de Damián Forment y Juan de Moreto. Varios de los retablos laterales quedaron sin decorar debido a la expulsión de los jesuitas, si bien la falta de policromía no mengua la belleza de sus tallas. A los santos de la Compañía de Jesús se dedicaron algunos retablos, y otros han tomado imágenes de devoción. Una minoría proceden de templos desaparecidos. Destaca una pintura de la Inmaculada Concepción, pintada por José Luzán a mediados del XVIII por encargo de la familia Pignatelli. El órgano, restaurado en 2001, se compone de un vistoso mueble rococó dieciochesco, estuche de un instrumento de gran calidad sonora, completado y actualizado por los talleres G. Grenzing.
Ajustada en sus detalles al barroco jesuítico, la portada principal parece ser aprovechada de una construcción anterior. De maciza horizontalidad, se compone de dos cuerpos con profusión de pilastras en los paramentos, y sobre los aleros se distribuyen chapiteles y florones rematados en pirámides y bolas. En el cuerpo inferior, un arco triunfal con rosca de medio punto y sostenido por columnas abalaustradas enmarca un tímpano de molduras rectas y relieves de tipo vegetal, con hornacina en el centro; el conjunto es embutido bajo un frontón de sección circular. El cuerpo superior, sobre esta misma calle central, presenta gran ventanal de arco escarzano y óculo en el tímpano de un frontón triangular.
La torre, construida en 1775, se adecúa a las estilizadas formas mudéjares características del arte sacro de la ciudad. Consta de cuatro cuerpos: el primero es prismático y no está decorado; el segundo es cuadrado con esquinas achaflanadas; el tercero es de sección octogonal y aloja los campaniles; y el cuarto es un pequeño tambor octogonal que sostiene el chapitel con forma de cebolla apuntada. Tanto la torre como la portada han sido restaurados en años recientes.
Real Colegiata del Santo Sepulcro.
Este templo, construido en 1156, es una réplica del Santo Sepulcro de Jerusalén, y fue destruido y reconstruido en el siglo XVII. Allí, no hay que perderse el gran baldaquino de mármol y el claustro mudéjar que te dejará sin habla.
Iglesia de San Pedro de los Francos
La iglesia de San Pedro de los Francos fue fundada para dar servicio a los franceses que llegaron con el rey Alfonso I El Batallador para conquistar la ciudad. El templo que vemos hoy es posterior al edificio fundacional, ya que data del siglo XIV. En el exterior destaca su portada gótica y la torre mudéjar, mientras que, en su interior, se mantiene la estructura mudéjar de tres naves con altos pilares, bóvedas de crucería y triple ábside.
A nivel histórico, en este templo se reunieron las Cortes aragonesas en 1461 para proclamar heredero de Juan II al príncipe Fernando. Y más recientemente, la iglesia fue escenario de la primera reunión de las Cortes de Aragón tras la llegada de la democracia y antes de tener como sede el Palacio de la Aljafería, constituyéndose en su interior en 1978 el primer gobierno de la Comunidad Autónoma de Aragón, con Juan Antonio Bolea Foradada como primer presidente de la Diputación General de Aragón.
Colegiata de Santa María la Mayor
La Colegiata de Santa María la Mayor fue creada en 1120 por Alfonso I El Batallador tras reconquistar la ciudad sobre la antigua mezquita de Calatayud. El templo actual es de mediados del siglo XVII, y entre sus atractivos, destaca su espectacular portada de alabastro en estilo plateresco, o el impresionante claustro mudéjar. En el año 2001 la Unesco declaró este templo Patrimonio de la Humanidad como parte del mudéjar aragonés.
Plaza de España
La plaza de España, una plaza porticada de estilo aragonés y con edificios de los siglos XVII y XVIII, acogió el mercado de la ciudad desde época musulmana hasta mediados de los años 70. También se utilizó como escenario de espectáculos taurinos.
El barrio de la antigua judería.
Situado cerca del castillo de Doña Martina, conserva un trazado de callejuelas estrechas de piedra.
Yacimiento arqueológico de la ciudad romana de Augusta Bilbilis.
Situado a unos 4 kilómetros de Calatayud nos encontramos este yacimiento Bien de Interés Cultural que muestra las ruinas de lo que fue un dinámico centro urbano del que todavía podemos ver restos del foro, el teatro o las termas.
Recinto fortificado de Calatayud
El recinto amurallado de Calatayud cuenta con un perímetro aproximado de 4 kilómetros de desarrollo, que permanece prácticamente sin modificaciones fuera del casco urbano desde su construcción en época islámica. Se trata de un monumento esencial para el estudio e investigación histórica y arquitectónica de la evolución de un pequeño núcleo de origen musulmán a una ciudad actual sin haber perdido su primitiva identidad.
La muralla de Calatayud está articulada por fortificaciones de época islámica, intrínsecas a la misma siendo uno de los elementos arqueológicos y patrimoniales más notables de Aragón. Se compone de cinco áreas fortificadas: Castillo Mayor y Recinto de la Longía, Castillo Real, Castillo de Doña Martina, Castillo de la Peña y la Torre Mocha con su recinto murado.
Puerta de Terrer
La puerta de Terrer, antes denominada puerta del Matador, es una construcción bajorrenacentista, posterior al año 1580 como se deduce de sus blasones. Consta de dos torreones de frente semicilíndrico, construidos en ladrillo, y rematados en tejadillos cónicos con aguja. Desde el año 2001 la Puerta de Terrer es la sede del Centro de Estudios Bilbilitanos de Calatayud.
Un arco rebajado une ambos torreones, sobre el que descansa el ángel de la ciudad, desaparecido en la segunda mitad del siglo XIX, y en cuyo lugar se abre ahora un balcón. A ambos lados del balcón un blasón con las armas de la ciudad de Calatayud, y otro con las de los Austrias, incluyendo las quinas de Portugal.
El Ayuntamiento de Calatayud, actual propietario del edificio, acometió una restauración total de mismo, y recuperó la figura del ángel ciudad representándolo sobre cristal. Obra de Mariano Rubio.
Monasterio de Piedra
Protegido por una muralla medieval que aún conserva su hermosa Torre del Homenaje, el Monasterio de Piedra es un lugar único. En él podrás visitar un auténtico monasterio cisterciense del siglo XIII donde la historia está presente en cada estancia, a la vez que un espectacular Parque Jardín Histórico del siglo XIX, con innumerables cascadas y una exuberante flora.
La riqueza tan asombrosa presente en el Monasterio de Piedra tanto en historia como en naturaleza, hacen de él un lugar único en Europa.