Torre de los Velasco

Nos encontramos ante un ejemplo de Torre medieval defensiva formada por dos cuerpos rectangulares unidos: una esbelta torre y una construcción secundaria, que en su día cumplió las funciones de caballeriza.

Hay autores que hablan de la construcción de este edificio por árabes: no sería de extrañar dada la simpatía que mostraban los Velasco por judíos y árabes.

Al piso noble del alargado torreón, construido con sillarejo y mampostería, se accede a través de un patín protegido con almenas y saeteras.

Encima de la escalera se descubren dos pequeñas ventanas enrejadas, y sobre ellas los escudos de la familia propietaria del Castillo: los Velasco.

En las cuatro fachadas, a media altura, podemos observar uno de los rasgos más llamativos del edificio: la fila de largos mechinales, orificios donde se anclaban las vigas de madera que formaban una galería que recorría el perímetro de la torre, y la doble hilera de canes para sujetar el armazón y el techo.

El castillo, que aún sigue rematado con su correspondiente cuerpo de almenas, fue levantado a mediados del siglo XV, seguramente sobre restos de otra edificación.

La fecha queda confirmada por la sobriedad de los escudos que aparecen. carentes de yelmo o de cualquier otro adorno.

El escudo de los Velasco, presenta la clásica forma española, con campo entero en el que se recogen los veros (los estudios heráldicos lo describen así: campo de oro jaquelado por siete jaqueles de plata, con cinco veros de azur y bordura de gules con ocho aspas de San Andrés de oro, aunque en piedra es imposible identificar los esmaltes)

Palacio de los Marqueses de Chiloeches

Profundizando en la Heráldica del Palacio vemos como la fachada principal presenta un conjunto armónico formado por un cuerpo central flanqueado por dos torres cuadrangulares que sobresalen de la portada principal. El cuerpo central se cobija bajo un enorme arco rebajado con casetones en su intradós.

La puerta, con arco de medio punto, se protege con dos vigorosas columnas con basas y capiteles que sostienen un sobrio frontón. Las enjutas del arco, se decoran con figuras de hombre y mujer que sostienen sendos espejos.

Entre el frontón y el arco rebajado, se dispone el impresionante escudo, y dos balcones adintelados, rematados con frontones clásicos triangulares y con bellos trabajos de forja en sus balaustradas. Bajo ellos, dos pequeños vanos adintelados, con derrame externo que servirán de ventilación.

Las torres laterales, poseen cuatro alturas con los siguientes tipos de vanos todos ellos adintelados: el primero con frontón triangular; segundo, semicircular; tercero, balcón a la misma altura e idéntica decoración que los balcones de la portada, y por último, en el piso superior, un pequeño y sencillo vano con simple decoración.

Destacan las cornisas de piedra, con sencilla moldura, y los cuatro pináculos que adornan las esquinas del tejado de cada torre.

El edificio es de estilo barroco (Siglo XVII) y muestra elementos más tardíos.

Comenzó a construirse en 1600 por los Zorrilla Velasco, pasando luego a los Marqueses de Chiloeches que han dado su nombre y cuidados a la mansión.

El escudo, albergado entre el frontón triangular de la puerta de acceso y el arco rebajado, constituye uno de los ejemplos heráldicos más bellos que puedan contemplarse.

Ente bureletes y una enorme masa de follaje y cascabeles, aparecen las armas familiares: partidas en pal, a la derecha, una encima sobre la que se empinan dos zorros atados; a la izquierda, una torre. La piedra no expresa los colores: campo de oro para una encina verde y dos zorros negros, y un campo azur para una torre plata.

Tampoco repite el lema de los Zorrilla: «Velar se debe la vida de tal suerte, que viva quede en la muerte».

Dos garzas rematan los laterales del conjunto que luce un impresionante yelmo labrado, con rodete y penacho.

La Huerta, situada al lado del castillo en dirección el Parque de los Marqueses, nos encontramos con un escudo en su portón de acceso. Destaca su enorme tamaño, y repite los motivos del escudo principal del Palacio: en campo entero, dos zorros atados a una encina y castillo de tres torres almenadas en el ángulo superior izquierdo. Bureletes y cascabeles colgantes a ambos lados, y yelmo simple con celada y penacho externo.

La misma fábrica que reunen otros escudos de la ruta (Siglos XVII – XVIII). La procedencia histórica del palacio se discute en los anales de la Villa. Unos creen que era de los Condes de Mortara, otros de la ilustre familia Zorrilla de San Martín, concretamente del Marqués de la Gándara Real que lo mandó construir con motivo de un acto de etiqueta sobre el cual y según la leyenda, se dice lo siguiente:

«Habiendo convocado a los Nobles e Hijosdalgo el Condestable de Castilla en su Casa Señorial de frías, se encontraba ente ellos su deudo y pariente el Marqués de la Gándara Real.

Al presentarse el Duque pronunció apquellas palabras familiares: Sentaos Nobles de Castilla, y siento que no pueda hacerlo con nosotros mi pariente el Marqués de la Gándara.

Creyendose ofendido éste, edificó tan suntuoso edificio (se refiere al Palacio que nos ocupa) e invitando a un banquete a los Nobles Cántabros, lo hizo también al Condestable de Castilla, y al invitarles a tomar asiento, hizo con el Duque lo que éste había hecho con él, o sea, no permitirle sentarse entre los cántabros».

Desde esta fecha (finales del siglo XVI) quedó sin habitar este Palacio por sus dueños, y sólo ha servido para acuartelar tropas en tiempos de guerra, hasta que a finales del siglo pasado lo restauró Don Luis de Porras, Marqués de Chiloeches.

Parroquia de Santa Cecilia

Es un edificio renacentista, del siglo XVI, de planta de salón, que presenta tres naves de igual altura, con bellas bóvedas estrelladas y un magnífico ábside, cubierto por una bóveda avenerada. Otras dos iglesias destacan en la localidad. La de santa María de Berrueza, reconstruida en el siglo XVIII y presidida por un gran baldaquino barroco y la de San Nicolás, con su impresionante retablo tardo-gótico de fray Alonso de Zamora. Se trata de un templo de tres naves, planta de salón, muros de piedra de sillería, de aparejo regular y cubierta de bóveda de crucería estrellada, de nervios combados y recuerdos góticos

La estructura se apea sobre gruesos muros, cuatro pilares y seis pilastras de las que arranca la tupida red de nervios que ornamenta la cubierta.

El ábside, componente muy señalado y significando en el conjunto del templo, tiene la particularidad de presentar planta cuadrada en el arranque para luego desarrollarse en un polígono de cinco lados.

Destaca la cubierta avenerada, de estilo renacentista, que remata el conjunto, y está apoyada sobre dos pechinas para conseguir la forma pentagonal en su parte superior.

Esta iglesia fue saqueada por los franceses en la batalla de espinosa, la iglesia se sitúa sobre los cimientos de una anterior, que era románica y que estaba situada en el mismo lugar, de esta iglesia se conserva una columna adosada al muro Sur. El edificio actual se empezó a construir en 1.527.

Por más de mil años Santa Cecilia ha sido muy venerada en la Iglesia Católica.

Una tradición muy antigua dice que pertenecía a una de las principales familias de Roma, que acostumbraba vestir una túnica de tela muy áspera y que había consagrado a Dios su virginidad.

Sus padres la comprometieron en matrimonio con un joven llamado Valeriano, pero Cecilia le dijo a éste que ella había hecho voto de virginidad y que si él quería ver al ángel de Dios debía hacerse cristiano. Valeriano se hizo instruir por el Papa Urbano y fue bautizado. Luego entre Cecilia y Valeriano convencieron a Tiburcio, el hermano de éste, y lograron que también se hiciera cristiano.

Las historias antiguas dicen que Cecilia veía a su ángel de la guarda. El alcalde de Roma, Almaquio, había prohibido sepultar los cadáveres de los cristianos. Pero Valeriano y Tiburcio se dedicaron a sepultar todos los cadáveres de cristianos que encontraban. Por eso fueron arrestados. Llevados ante el alcalde, éste les pidió que declararan que adoraban a Júpiter. Ellos le dijeron que únicamente adoraban al verdadero Dios del cielo y a su Hijo Jesucristo. Entonces fueron ferozmente azotados y luego les dieron muerte. Los dos santos mártires animaban a los demás cristianos de Roma a sufrir con gusto todos los horrores, con tal de no ser infieles a la santa religión.

En seguida la policía arrestó a Cecilia y le exigió que renunciara a la religión de Cristo. Ella declaró que prefería la muerte antes que renegar de la verdadera religión. Entonces fue llevada junto a un horno caliente para tratar de sofocarle con los terribles gases que salían de allí, pero en vez de asfixiarse ella cantaba gozosa (quizás por eso la han nombrado patrona de los músicos). Visto que con este martirio no podían acabar con ella, el cruel Almaquio mandó que le cortaran la cabeza. La santa, antes de morir le pidió al Papa Urbano que convirtiera su hermosa casa en un templo para orar, y así lo hicieron después de su martirio. Antes de morir, había repartido todos sus bienes entre los pobres.

En 1599 permitieron al escultor Maderna ver el cuerpo incorrupto de la santa y él fabricó una estatua en mármol de ella, muy hermosa, la cual se conserva en la iglesia de Santa Cecilia en Roma. Está acostada de lado y parece que habla.

En Roma había ya en el año 545 un templo dedicado a esta gran Santa.

Torre Palacio de los Fernández Villa

Este edificio ha sido declarado en el año 2000. Bien de Interés Cultural. Casa fuerte formada por dos pequeñas torres rectangulares unidas por un cuerpo central con saeteras, colocado sobre una cornisa saliente. Tras esta fachada se encuentra la torre de mayor tamaño, forma cuadrangular, de tres pisos, con función defensiva y de vigilancia, con gran cantidad de saeteras y ventanas en su parte superior. Su cornisa está decorada con bolas y presenta dos ventanas adinteladas rodeadas con molduras decoradas y sobre las que aparecen espacios para escudos. Una de ellas, la más elevada, está protegida por una cornisa que alterna bolas y puntas de diamante.

La fachada orientada al oeste presenta una de las portadas artísticas más interesantes de todo el conjunto Histórico. Presenta vanos adintelados en puerta y ventana, rodeados con moldura simple. El dintel de la puerta se soporta sobre dos ménsulas como si fueran cartelas que se asemejan a otra colocada en la parte superior del conjunto.

Flanquean el acceso dos columnas estriadas. sobre un alto podium, en las que destacan flores de lis sobre el collarino colocado bajo el capitel. El entablamento es clásico, sin ningún tipo de decoración, aunque el friso de la primera zona está decorado por unas guirnaldas a modo de telas sujetas por cabezas de leones.

El escudo se sitúa en el centro, ocupando el lugar de la clave, quedando la cornisa rota por el yelmo que lo corona.

Sobre la puerta se coloca el vano principal. ampliamente decorado. Es adintelado. con dos pilastras cajeadas con decoración de herrajes en su interior. La clave. con forma de cabeza de león, rompe el entablamento, y se remata con una roseta con forma de volutas (Siglo XVII). y dos ménsulas con forma de herrajes que casi llegan a tocar el entahlamento de la puerta.

Las esquinas del edificio. presentan chaflán en su zona baja, adornándose una de ellas con una venera invertida. En la parte superior, dos escudos, uno de ellos sin labrar.

Del escudo apreciamos que su forma rompe con las formas clásicas, respondiendo a un di- seño que integra todos los adornos exteriores en el conjunto.

Con divisiones curvas. apreciamos tres cuarteles (escudo medio partido y cortado)

El primero está ocupado por un castillo con tres torres. En el segundo aparece una torre y el tercero presenta un lobo caminante atado a un árbol.

En las cuatro esquinas de la bordura se recogen otros tantos escudetes con cuatro bandas horizontales cada uno.

Dos volutas del adorno exterior, a modo de lambrequines, presentan marcados rostros humanos.

Un yelmo. con celada cerrada, vista a la derecha y cubierto de penacho, remata tan trabajado y bello conjunto.

Iglesia de Nuestra Señora de Berrueza

Nos encontramos ante un edificio con dos partes bien diferenciadas: las dependencias del Centro de Salud y la Iglesia de Nuestra Señora de Berrueza.

El actual estado de esta doble construcción nos impide comprender los orígenes de estos dos edificios, pues la remodelación ha sido tan amplia que, en el caso de la parte izquierda, solo queda el escudo de una de las fachadas.

En cuanto a la Iglesia, se trata de un edificio construido en mampostería, salvo en la cabecera del ábside, realizado totalmente en sillares.

El acceso se realiza por el pórtico, que cuenta con una triple arcada de medio punto sobre columnas con éntasis (mayor anchura en el centro que en los extremos)

La puerta de entrada se sitúa bajo un arco de medio punto con marcadas dovelas, inscrito entre dos pilastras cajeadas. Tanto las dovelas como el interior de las pilastras están abujardados.

La ausencia total de decoración impide datar con exactitud la edificación.

En la cabecera, trabajada con mayor precisión arústica, es donde encontramos una cornisa volada sencilla, así como un vano adintelado con orejeras sobre el escudo.

Los dos contrafuertes tienen en su parte superior sendas hornacinas para Santos, y se rematan con pináculos con bolas, de cierta influencia escurialense, que se repiten en la torre de la iglesia. En uno de los contrafuertes, a la altura de la hornacina, aparece el año 1716, fecha en que fue construido el edificio, seguramente sobre las ruinas de la antigua iglesia, y formando parte del complejo monástico del que hablaremos en la página siguiente.

Adosados al edificio se encuentran los muros en mampostería de la Capilla de San José, en cuyo interior se encuentran enterrados Don Luís Ladrón de Guevara y su esposa Doña María Zorrilla Arce, cuyos sepulcros interiores han sido revocados, eliminando cualquier inscripción. Se mantiene un trabajado escudo de piedra con las armas de los apellidos de los finados.

Respecto al escudo, se trata de los definidos «sobre el todo», que recoge los motivos del escu- do de la Casa Real española: un castillo de tres torres en el primer cuartel, león rampante en el segundo, cadenas en el tercero y cuatro palos en el cuarto, mostrando el escudón del centro, la figura de San Miguel Arcángel venciendo con su lanza al demonio. Al comparar este escudo con el que está en la otra fachada nos damos cuenta que los cuarteles tercero y cuarto están intercambiados. De ese detalle desconocemos las intenciones del artista que realizó el escudo.

Varios bureletes rodean tan regio escudo, destacando los de las esquinas superiores en los que los geométricos adornos han sido transformados en dos expresivos rostros humanos.

La corona real, de considerable tamaño, remata la parte superior del conjunto. La presencia de este escudo, indica la protección de la Corona sobre el antiguo monasterio benedictino, que se mantuvo hasta 1836, fecha de la desamortización de Mendizábal.

Se trataba, seguramente, de un primitivo monasterio regentado por monjes benedictinos que, en pequeño número, atenderían a los fieles de la primitiva villa y sus alrededores.

Como en otros casos, puede establecerse la hipótesis de que el monasterio estuvo bajo protección real, como así lo demuestran los escudos que se alojan actualmente en las fachadas del edificio que nos ocupa y de la Iglesia.

Destacamos igualmente, que, en el interior de la Iglesia, concretamente en el coro, se encuentra una puerta que serviría de acceso directo a las dependencias monásticas, permitiendo la entrada de los monjes a la iglesia en momentos de culto y oración.

El escudo, menos trabajado que el de la Iglesia, es un claro ejemplo de escudo cuartelado, con las figuras propias de la Casa Real: castillo de tres torres, símbolo de Castilla; león rampante, símbolo de León; cuatro palos, símbolo de Aragón, y cadenas, Símbolo de Navarra.

Los adornos exteriores se limitan a unos esquemáticos bureletes a modo de bolas, que caen a ambos lados (dudamos si son cascabeles o granadas) y una corona más sencilla que la que remata el escudo analizado en la página anterior.

Palacio de los Marqueses Cuevas de Velasco

En la edificación hay que considerar dos partes fundamentales: el Palacio y la Capilla.
El Palacio está construido en mampostería, presentando elementos de sillería en un amplio friso inferior, esquinas y remates de los vanos, todos adintelados.

Consta de tres pisos, marcados por líneas de imposta de sillar.

El acceso a la casa, por la parte de la fachada principal, se realiza por un arco de medio punto entre pilastras. Sobre él varios vanos, destacando un balcón con balaustrada, ro- deado por dos escudos de los Velasco.

En la fachada por la que se accede a la Capilla, destaca un curioso mirador en marquetería, bien trabajado, apreciándose también magníficas vidrieras y trabajos de herrería.

En cuanto a la Capilla, se trata de una construcción de carácter clasicista, con arco de medio punto, con una simple moldura de tres fajas, imbuida entre dos pilastras sin decoración.

Sobre el entablamento con molduras lisas, aparece una hornacina en la que se aloja una escultura del apóstol Santiago con traje de peregrino.

Aparece un frontón semicircular roto, en cuyo interior se encuentra el escudo de los Velas- co con la Cruz de Santiago.

El arco del frontón se remata con tres formas piramidales con bolas, de clara inspiración escurialense.

A destacar también, dos óculos elípticos, a izquierda y derecha del conjunto.

En el tejado, aparece una espadaña de un solo vano que aloja la campana, rematada por un frontón triangular con una cruz de piedra y dos pirámides con bolas que se repiten a los lados de la espadaña.

En cada esquina del tejado aparecen pináculos en forma de pirámide, motivos que se repiten en la parte superior de la chimenea.

Toda la propiedad queda circundada por un doble recinto, el primero de ellos almenado y con chaflanes con ventanas blasonadas por el escudo de los Velasco; y el segundo con verjas y remates piramidales con bolas.

La construcción se inició en el año 1623, siguiendo el mandato del Rey Felipe IV que cedió el Palacio a Don Pedro de Velasco Bracamonte, que fue el encargado de la educación y custodia del hijo bastardo del mencionado Rey, Don Juan.

Este palacio fue casa y estudio del escultor Quintín de la Torre.

En referencia al escudo de los Velasco, se repite en diferentes lugares de la edificación, destacando, por su tamaño, los que flanquean los límites de acceso del cercado exterior, todos sobre grandes Cruces de Santiago.

Torre de los Azulejos

Situada en la calle de los Monteros. Estilo renacentista, del siglo XVI. Es llamada de los azulejos, por poseer en sus ventanas dichos materiales de forma decorativa. El edificio corresponde en su estructura y concepción al tipo de casa fortaleza. Tiene planta cuadrada, formas cúbicas, piedra de sillería, sillarejo en ocasiones y formas robustas y rotundas. La puerta de acceso se practica en el muro sur, pero queda reducida a un sencillo arco de medio punto con pequeña moldura y rosca muy significada. A media altura destaca él enmarque de la ventana adelantada.

Palacio del Marqués de Legarda

También llamado torre de los Monteros, o torre de los Velascos, en el barrio de Berrueza, esta hoy en día bastante deteriorada. Sus formas son las de una casa-torre, plenamente cúbicas, muros de sillarejo y remate en almenas con garitones en los ángulos. Se accede a ella desde una espectacular portada de estructura adelantada, flanqueada por dos gruesos y voluminosos torreones. Dos columnas de fuste liso, sobre elevados plintos, sustentan el dintel rematado en una estructura piramidal y frontón con escudo.