Mondoñedo

Catedral

La construcción actual, iniciada en el siglo XII, es un templo que presenta una planta de cruz latina, recoge diversos estilos arquitectónicos (románico, gótico y barroco) y cuenta con un claustro interior que da acceso al Palacio Episcopal. Un edificio con una amalgama de estilos y formas configurado por el paso de los siglos.
La catedral de Mondoñedo se construye sobre una antigua iglesia y monasterio de Santa María preexistente en el lugar que hoy ocupa esta edificación. Su construcción data del siglo XIII a pesar de que la Sede episcopal se asienta en Mondoñedo en 1112, pero por diversos motivos, y por el breve traslado de la misma a Ribadeo entre los años 1185 y 1219, las obras no se llevan a cabo hasta más tarde.
Será el Obispo Don Martín quien lleve la obra a buen fin pues se dice que fue él quien la construyó, terminando y consagrando la misma. La consagración se levaría a cabo probablemente el 19 o 20 de octubre de 1242, puesto que al año siguiente este obispo pide su jubilación a Roma y es de suponer que sería tras acabar su labor de construcción del templo. Con todo, Roma no le concede la jubilación hasta años más tarde.
Esta construcción inicial se hace gracias a las aportaciones episcopales, populares y regias en las figuras de los monarcas de León Alfonso IX y Fernando III. Será un edificio bajo, con una nave central más alta que las laterales y dos torres redondas, una a cada lado de la fachada principal. Esta es la fisonomía original, pero cambiará poco a poco a lo largo de los siglos hasta llegar a lo que es hoy.
El gran emblema exterior de este tempo es su gran rosetón circular, obra que data del siglo XIII y que permite que la luz entre en el templo iluminando, hoy en día, su gran vidriera interior presidida por un Pantocrator central.
La diferencia de alturas entre la nave central y las laterales se soluciona en el siglo XIV con la elevación de las mistas hasta igualarlas y darle con esto un aspecto exterior más uniforme.
Hasta el siglo XVI no se harán nuevas obras en el exterior del tempo y serán por iniciativa del obispo Diego de Soto. Consistirán en un rebaje delante de la fachada principal del templo que se cerrará, dando lugar a una placita que separará la entrada de la catedral con el resto de la plaza y que se mantendrá hasta bien entrado el siglo XX. El cierre frontal de esta, será de cantería y los laterales de hierro. Contará con puertas de acceso en los cierres laterales.
En 1503 ya hay un reloj en la catedral mindoniense que será cambiado en 1585.
En el siglo XVIII tendrá lugar el mayor cambio llevado a cabo en la fachada catedralicia, pues se construirán dos nuevas torres substituyendo las anteriores redondas y bajas. Estas nuevas torres serán cuadradas y con una altura de 35 metros. En 1718 se inaugura la primera (la de la izquierda) y en 1720 la segunda (de la derecha).

La última reforma exterior se produce en el siglo XX (1968) y afectará a la entrada de la catedral y a la plaza que se abre delante de su fachada. En estas obras se eliminará el cierre que poseía delante de la fachada desde el siglo XVI, se rebajará la plaza para igualar la altura con ésta y se hará retroceder los cantones que había en frente, dejando sólo los soportales bajo las casas que cierran la plaza.
En el interior, a día de hoy, hay una gran nave central abierta desde la entrada al altar mayor y dos naves laterales menores que permiten un recorrido por todo el templo y que se unen tras el altar mayor en una girola. Los brazos del crucero, de un tamaño menor del guardado en relación con la nave principal, están destinados a albergar parte del coro de madera y el actual órgano (brazo izquierdo) y como lugar habilitado a los fieles y acceso al claustro (brazo derecho).
Éste es el aspecto con el que nos encontramos al entrar en la catedral mindoniense, pero es una vista que se fue construyendo lentamente desde el siglo XIII. El templo fue creciendo ya desde el comienzo de la construcción actual de la Capilla del Santísimo situada en la nave lateral derecha a continuación del crucero. Antiguamente, esta capilla era conocida como la de la Magdalena. Se trata de una pequeña capilla con retablo dorado y altar presidido por un Cristo donde se guardan las sagradas formas. En esta misma, está también la Virgen Inglesa, traída desde la Catedral de Londres en el siglo XVI por las luchas religiosas que allí sucedían. La capilla está cerrada por una gran verja de hierro en la entrada.
En el siglo XV tiene lugar una importante reforma interior con el traslado del coro, que originalmente estaba delante del Altar Mayor, en la nave central (en el hueco entre las cuatro primeras columnas). Este coro era de piedra y estaba cerrado por muros que estaban decorados con pinturas murales de autor desconocido. Los restos de las mismas, se pueden ver hoy a ambos lados de la nave central, bajo los órganos.
Durante el siglo siguiente (XVI) continuaron las reformas con la creación de nuevos espacios como la Sacristía y la Sala Capitular. Además, ésta es la época en que se construye la girola tras el altar mayor, eliminando el trascoro.
También es ahora cuando se sustituye el antiguo coro de piedra por uno de madera de estilo gótico flamígero y que llegará hasta nuestros días. Su construcción se lleva a cabo entre 1513 y 1520 por encardo del Obispo Diego Pérez de Villamuriel.
Junto con todas estas reformas se dotará al altar mayor de un nuevo retablo que precedió al actual.
La catedral contaba con claustro desde antiguo, pero será en el siglo XVII (1636) cuando se reforme y se cree dejándolo en estado actual. Presenta 20 arcos de medio punto de estilo neoclásico y orden toscano y hoy cuenta con un cruceiro en su centro. El acceso a este lugar se encuentra al fondo del brazo derecho del crucero.
En este siglo, se construye el Relicario y Altar de San Rosendo que está situado detrás del Altar Mayor, en el centro de la girola.
En la actualidad, frente a este altar, se sitúan cuatro capillas abiertas a lo largo de la girola. Están dedicadas, de derecha a izquierda, la primera a San Francisco, la segunda al Cristo de la Buena Muerte, la tercera es conocida como la Capilla de Álvaro Pérez o Santa Ana porque su retablo está dedicado a ésta y la del Ecce Homo.
Durante el siglo XVIII se llevan a cabo una serie de reformas que le conferirán a la catedral, casi, su aspecto actual. Hasta este siglo, el presbiterio era un lugar cerrado por muros, pero ahora se abren dos arcos y se cierran con rejas de hierro y, en 1769, se dota de un nuevo retablo al altar mayor de estilo rococó que perdura hasta la actualidad. Pero estas no serán las únicas reformas. También tendrán lugar reformas en la nave central con la colocación de dos nuevos órganos, uno en 1714 y otro en 1722 y se rematarán los dos medios cruceros de la izquierda y de la derecha en el año 1790.
Durante el siglo XIX se llevará a cabo una reforma casi total de los órganos de la catedral, será entre 1862 y 1866. También en este siglo (1863) se redescubrirán las pinturas murales que hoy se sitúan bajo los órganos, puesto que estaban cubiertas y no había ya memoria de ellas.
Poco más queda indicar sobre la evolución interior de la catedral mindoniense, salvo el traslado del coro al brazo izquierdo del crucero y la creación de una nueva nave central abierta tal y como la podemos ver hoy.
Este templo fue declarado Monumento Nacional en 1902 y en 1962 Xoán XXIII eleva la Catedral a la categoría de Basílica Menor.
En la actualidad cuenta además con un museo de arte sacro, el Museo Catedralicio y Diocesano Santos San Cristóbal, de una gran riqueza y que puede ser visitado. Además, el templo alberga el Archivo Catedralicio donde se guarda documentación histórica que posee la catedral y el obispado.

Palacio Episcopal

El palacio episcopal fue residencia de los obispos mindonienses desde que se constituye como sede de la Diócesis. Es un edificio anexo a la Catedral que, supuestamente, se comienza a construir junto con esta. A día de hoy, poco queda de la edificación primitiva debido al incendio que sufrió en 1527 pero, sobre todo, a las grandes reformas llevadas a cabo en el siglo XVIII.
El incendio del siglo XVI se produce bajo el pontificado de Xerome Suárez quien a pesar de hacer estudio del estado en que quedó el palacio, no acometió su restauración. Esto hará que el obispo Fray Antonio de Guevara su predecesor en el cargo- lo pleitee para que pague los daños causados por el incendio. La resolución es favorable a la diócesis y se condena al ahora Obispo en Badajoz, a pagar la cantidad de los daños (962.000 maravedíes), pero ante la discrepancia del condenado con la sentencia y debido a los gastos que suponía el pleito, se llegó a un acuerdo que ascendía a 500.000 maravedíes. Este acuerdo fue firmado en octubre de 1543 y el pago tendría que hacerse en dos plazos, uno en el momento y otro para navidades de ese mismo año. Son los comienzos de la restauración de la residencia episcopal.
Será en el siglo XVIII cuando el palacio cambie totalmente su cara con dos grandes reformas llevadas a cabo en este siglo con las que se rehízo y amplió la edificación, llegando a las dimensiones y características que posee hoy. La primera tuvo lugar en 1760 y será realizada bajo el pontificado del obispo Riomol y Quiroga que mandará rehacer la parte del palacio que da a la Plaza. El segundo, se realizará entre los años 1789 y 1790. Correrá a cargo del obispo Cuadrillero y Mota y consistirá en la ampliación de la edificación al construir todo el pabellón que da a la actual calle da Fonte, frente a la Fuente Vieja.

Muralla Medieval

La ciudad contaba con una importante muralla de origen medieval (siglo XIV) que rodeaba el núcleo urbano y servía para protegerla de agresiones externas, controlar los tráficos de mercancías, aislar el núcleo en tiempo de peste, etc. Pero poco a poco las construcciones la superan, fue perdiendo su funcionalidad y, con esto, desapareciendo.
Hoy queda sólo un pequeño trozo al final de la calle da Ponte, casi en la confluencia de esta con la calle Pardo de Cela. Lo que aquí se puede ver es sólo una parte del trazado original, pero puede dar idea de cómo eran sus características.
Haciendo un pequeño recorrido por la historia de la muralla, tenemos que comenzar indicando que Mondoñedo era una ciudad abierta hasta que se acuerda construir un cerco para protegerla. En 1320 se consigue el acuerdo entre el Obispo, el Cabildo y el Ayuntamiento para la construcción de una muralla y, en ese mismo documento, también se reparten las obras, quedando por un lado el Prelado y el Cabildo que construirán desde la Porta da Fonte hasta la calle Batitales y el Ayuntamiento y Alcaldes, la parte restante.
En total, esta obra contaría con un perímetro de 850 metros encerrando las actuales plazas y calles: Plaza de la Catedral, Plazuela Peña de Francia y Calles Lence Santar, Pardo de Cela, Pascual Veiga, Alfonso VII, Progreso, Pacheco y Noriega Varela.
El otro elemento significativo de la muralla serán sus puertas: Puerta da Vila o da Fonte (frente a la Fuente Vieja), Puerta de Batitales (en las confluencias de la calle Pacheco y Leiras Pulpeiro), Puerta de las Angustias (al final de la calle Alfonso VII, esquina Cuartel de Milicias actual Ayuntamiento- Puerta de la calle de Pumar o de la Cruz (contigua a la calle da Ponte, al final de Pascual Veiga) y la Puerta do Perexil (al final de Pardo de Cela).
La principal razón que se esgrime para su construcción es la necesidad de defender la ciudad frente a los peligros exteriores, derivados fundamentalmente de la inestabilidad política generada por la minoría de edad del rey Alfonso XI. No iban muy desencaminados cuando ya en 1327 los mindonienses se hacen fuertes en la muralla al ser atacados por Pedro Fernández de Castro.
Continúa el siglo XIV con abundante actividad violenta y esto hace que las fuerzas locales decidan colocar guardas en la ciudad y en sus puertas. A partir de 1321 Obispo y Cabildo de una parte y Alcaldes y Ayuntamiento de otra, asumen los gastos de esos guardias. La autoridad eclesiástica los viernes y sábados y la autoridad civil, el resto de los días de la semana.
Poco a poco Mondoñedo fue creciendo, las construcciones superan la muralla y además esta está caída en diversas partes por falta de cuidado ya sea por pereza o carencia de medios. Pero aún hay un tercer factor que contribuye a su deterioro: las construcciones que se hacen sobra la misma, contraviniendo lo indicado desde el Ayuntamiento. Estamos en el siglo XVI, una centuria con mucha actividad sobre la muralla.
En primer lugar tenemos que hablar de modificaciones hechas a raíz de nuevas construcciones. La edificación de la nueva cárcel necesitó que se rompiese la muralla, pero será la construcción de la Fonte Vella la que dé lugar a una mayor obra, pues será preciso modificar la puerta da Villa o puerta da Fonte dando lugar a una mas amplia por la que pudiera pasar gente a caballo y carros. Esta modificación hizo que también se conociese esta entrada como Puerta Nueva.
Por el lado negativo, podemos dar dos pinceladas que contribuyeron a su deterioro y que se produjeron en 1554 y 1556 cerca de la puerta de Batitales en la que se invade la ronda con una edificación y se obliga al constructor a derribar lo construido y en la Puerta de Angustias, donde surge un problema con el estribo de la puerta al verse afectada por una vivienda. Pero, por otra parte, hay también acciones positivas, por ejemplo, en 1558 el Regidor de la ciudad, Juan López Praveo, solicita que se establezca dónde puede construir en su propiedad, puesta que esta lindaba con la muralla y la misma está caída. El ayuntamiento dictamina que se construya sobre el trazado de la cerca para así recuperarla y reforzarla. Esta construcción llegaría al pie de la Puerta da Vila.
Por estas mismas fechas (1558) se propone construir un nicho dedicado a la Virgen en la puerta de la calle Ferreiros (actual Afonso VII). Este será el germen de la futura capilla de las Angustias, situada en la puerta de entrada de dicha calle y que acabará dando nombre al arco.
En este siglo no todo serán construcciones, tenemos que hablar de un servicio público prestado por la muralla: en el año 1569 se cierran las puertas para evitar la entrada de la peste en la ciudad.
Ya finalizado el siglo que nos ocupa, podemos describir un panorama bastante malo para la muralla y ver que las autoridades son conscientes de lo que está a acontecer y quieren recuperarla. Así, en 1596 se propone reconstruir con cargo al Ayuntamiento, el tramo de muralla que caerá desde la puerta de la ciudad hasta arriba del albergue y además, en esta misma alegación, se indica que la ciudad ya no tiene muralla o que cayó por cien partes, que se construye libremente y que se puede salir de la ciudad sin impedimento ninguno. Mondoñedo tiene muralla, pero parece como si ya no la tuviera.
El declive final de la muralla comenzará en el siglo XVIII al sufrir de una forma más directa las consecuencias derivadas de la expansión de la ciudad. El edificio que más le va a afectar será el Convento de las Concepcionistas pues para su construcción se hace preciso derrumbar la puerta de Batitales por edificarse este convento sobre unas casas y huertas anexas a la cerca, pero con un mayor volumen que el preexistente con lo que comprometerán su continuidad en la zona.
Así como el comienzo del fin fue el siglo XVIII, el siglo XIX será el de su eliminación, salvo en el trazado que llegó a nuestros días. Como decíamos, este será el siglo más complicado para la continuidad de la muralla pues las ideas de modernidad y libertad que fluyen en la sociedad, provocarán que se tenga una concepción asfixiante de la muralla para la ciudad, como algo que dificulta su expansión. Se llegará a solicitar, incluso, informes médicos sobre la salubridad de las mismas y en ellas se recogerán datos como que dificulta la renovación del aire.
Todo esto provocará que la muralla vaya desapareciendo y sobre todo las puertas que se conservaban con restos del trazado original.
Los expedientes de demolición no tardarán mucho en ponerse en marcha y así, tras la caída de la puerta de Batitales en el siglo anterior, en 1834 se tramita el de la puerta da Vila o da Fonte y en 1835 ocurre lo propio con la Puerta de las Angustias y la capilla situada a su lado.
En ese mismo año también se inicia el expediente de demolición del arco de la calle Templarios (actual Pascual Veiga): la Puerta da Cruz, algo que no se ejecutará de inmediato pues se sabe que en 1836 se solicita, desde los mandos militares, el derribo de esta puerta con motivo de la fortificación del Seminario durante las Guerras Carlistas para evitar que, en caso de la toma de la ciudad, se pudiese usar esa puerta como punto de ataque de la fortaleza improvisada, pero no será hasta el año 1854 cuando se derrumbe este arco haciendo coincidir estas obras con la ampliación de la calle. Estas obras suponen también la expropiación de los terrenos dedicados a cementerio a este lado de la Catedral.

Capela de San Roque

Esta capilla dedicada a San Roque, fue fundada en el siglo XV y rehecha en varias ocasiones. La última en el siglo XVIII. Presenta una planta rectangular con Sacristía detrás del altar mayor. El retablo de este altar es del siglo XVIII, de dos cuerpos y remate con dos relieves de la Aparición de Santiago y el Bautismo de Cristo. En esta capilla se guardan, además, diversas imágenes sagradas del siglo XVIII.

Santuario da Virxe dos Remedios

La ermita original de Nuestra Señora de los Remedios de la Pena de Outeiro fue dotada por el obispo Fray Francisco de Santa María Benavides en 1558 y, en poco tiempo, se convirtió en centro de devoción mariana.
Después de un primer intento de reforma en el siglo XVII se llevará a cabo una reconstrucción total en el siglo XVIII.
El edificio actual, realizado por orden del obispo Sarmiento entre 1733 y 1738 se construye tras derruir el anterior. Esta obra cuenta con la dirección del Arquitecto Fray Lorenzo de Santa Teresa, maestro de obras de convento de San Pedro de Alcántara, aunque las líneas básicas fueron trazadas por el propio obispo.
La edificación resultante será una iglesia con planta de cruz latina y sacristía detrás del Altar Mayor. Así mismo, las naves, brazos del crucero y la Capilla Mayor se cubrían con bóvedas de cañón y la disposición del transepto, que es el lugar donde se cruzan ambos brazos de la cruz latina que forma la planta, tiene forma octogonal.
La fachada principal presenta una amplia portada enmarcada por dos columnas y coronada por una cartela ovoide con una inscripción que dice A expensas del Ilustrísimo Señor Obispo Sarmiento se reedificó y amplió eta capilla. Año de 1738. Sobre ella se abre una ventana a modo de pequeño rosetón y para rematar ese tramo central, encontramos las armas del obispo Sarmiento de Sotomayo.
A ambos lados se elevan dos torres con pilastras y rematadas en sendos campanarios. Hoy podemos encontrar campanas sólo en la torre de la derecha. En la izquierda se instaló un reoj. En las dos torres hay una inscripción que dice Esta capilla se inició en el mes de junio de 1733 y se- (torre esquerda) Acabó en junio de 1738 siendo Obispo y Señor de Mondoñedo Don Fray Antonio Alexandro Sarmiento Sotomayor (torre derecha)
A pesar de todo, la fachada no se acabará hasta años más tarde y se hace con cargo a 2000 ducados que el obispo deja destinados para este fin. La obra se llevó a cabo en 1755 cuando el obispo ya había muerto.
De la construcción original se conserva un dintel arriba de la puerta lateral de la fachada derecha que posee el escudo del obispo fundador de la misma, D. Francisco de Santa María Benavides (siglo XVI).
En el interior, el Altar Mayor cuenta con un retablo de estilo barroco que estaba ultimado en 1744, pues es cuando el Cabildo decide dar traslado a la Virgen de los Remedios a su capilla y celebrar la misa cantada, pero no será hasta finales de 1745 cuando se contrate el dorado de este que hoy podemos contemplar aquí. En el mismo está la patrona de la capilla: la Virgen de los Remedios, pero podemos encontrar otras imágenes como la Asunción de la Virgen, San Ildefonso, San Anselmo, San Bernardo o San Ruperto, todas ellas tallas del siglo XVIII.
La original disposición del transepto en forma octogonal, permite albergar cuatro retablos. Los de la parte frontal, cara al Altar Mayor, de estilo Barroco y los de la parte posterior de estilo Rococó. Todos ellos del siglo XVIII. En ellos podemos encontrar imágenes de Santa Escolástica (frontal derecho), San Benito Abad (frontal izquierdo), la Virgen del Rosario cuadro- (posterior derecho) y los santos San Domingo de Guzmán y San Vicente Ferrer (posterior izquierdo).
Esta Iglesia es la parroquial de los Remedios, constituida como parroquia independiente en la reforma llevada a cabo en 1895.

Fonte Vella

A mediados del siglo XVI, la fuente de la ciudad no era adecuada para abastecer a la población existente. Esta era una fuente hecha a modo de balsa. La nueva construcción fue asumida por el obispo Diego de Soto acabándose en 1548 tal como indica la inscripción fundacional.
Esta edificación en cantería se hizo más abajo que la anterior y, en origen, contaba con cuatro caños. La construcción conserva su estado original encontrándose la fuente bajo un arco abocinado con un pequeño espacio a su alrededor al que se accedía a través de una escalera construida en grada.
En la parte más alta de la construcción, coronándola, encontramos el escudo Imperial de Carlos I y, a ambos lados en la parte baja, dos del obispo que ordenó las obras.

Consistorio Vello

La ciudad, desde antiguo, tiene un importante desarrollo urbano y cuenta con personajes públicos propios de la misma, tales como el Regidor y Alcaldes, pero durante mucho tiempo el poder laico estuvo muy ligado al eclesiástico. Y así, no será hasta el siglo XVI cuando las reuniones del Ayuntamiento saldrán fuera de la Catedral.
Hasta este siglo, las juntas se hacían en la Sala de los Caballeros del templo catedralicio, pero ahora se ve preciso contar con un lugar propio para las reuniones del Ayuntamiento y con una alóndiga para recoger el pan. Estamos en el año 1563.
Para cumplir esa finalidad, se decide adquirir dos casas que se habían quemado antiguamente y que se situaban en uno de los laterales de la Plaza de la Catedral. Junto con la compra de las mismas, se comienzan las obras de acondicionamiento que rematarán en 1569.
Con posterioridad a esta fecha, se procederá a la instalación del Escudo Imperial que se conserva hoy en la fachada que da a la plaza en 1575 e en 1582 cuando se remata la edificación con cinco caños para evacuar el agua del tejado.
A partir de este momento, las reuniones municipales se llevarán a cabo aquí y, según dice la leyenda que había colocada arriba de la puerta de la sala, serían en beneficio del bien público. La inscripción decía:
«Aquí dentro no ha lugar
Pasión, temor o interés
Sólo el bien público es
El que se ha de mirar 1584″
La última reforma en la fachada tiene lugar en el siglo XVIII. Se trata de la construcción del balcón de hierro forjado que da a la plaza de la Catedral.
Hoy la edificación conserva los caños, escudo y balconada y posee también, en su fachada oriental una pequeña hornacina en la que podemos encontrar una imagen de madera policromada del siglo XVIII que representa a San Roque.
Actualmente, estas dependencias son sede de la Biblioteca Pública Municipal y de la Oficina Municipal de Turismo.

Real Seminario Conciliar Santa Catalina

El Seminario mindoniense es una institución que nace tras los dictámenes del Concilio de Trento posiblemente gracias al obispo Fray Pedro Maldonado que participó en el mismo en calidad de teólogo antes de ser propuesto por el rey Felipe II para la Sede mindoniense.
En este punto tanto el Ayuntamiento, como el Cabildo y el Obispo están de acuerdo y así por tanto se toma la decisión de ponerlo en marcha en 1565 siguiendo los dictados de Trento. Así en 1573 el Seminario está en marcha. Estaba en los números 1 y 2 de la antigua calle do Colexio, luego Calle Padilla, Calle del Generalísimo Franco y hoy calle Aflonso VII.
Este primer edificio, con el paso del tiempo se ve que no reúne las condiciones adecuadas a la finalidad pretendida ni en su estructura ni en las enseñanzas que se imparten por lo que se considera necesario trasladar el seminario a un nuevo emplazamiento.
El obispo Francisco Losada y Quiroga será el artífice del nuevo edificio pues, tras pedir permiso al rey para la obra y obtener la autorización, afrontará s construcción en una huerta llamada de O Torrillón de propiedad episcopal tras la Catedral. La primera fase del edificio actual, obra del maestro Ignacio Estévez, se construye entre los años 1770 y 1775. Constaba de un único claustro con planta baja y primer piso.
Se busca que esta nueva construcción sea un lugar adecuado para la formación de los seminaristas. Por eso, además de pretender que el nuevo Seminario sea moderno, se pretende enseñar no sólo gramática sino también Filosofía y Teología, dos ramas de conocimiento que no se enseñaban en el anterior edificio por falta de espacio.
En esta pretensión de hacer del Seminario de un centro cultural, se traslada en 1775 tras solicitud al Rey, la biblioteca Pública a este nuevo edifico. Esta biblioteca en 1778 contaba ya con 245 obras.
Durante el siglo siguiente (XIX) este lugar sufre múltiples avatares ya desde los comienzos. Así en 1809, en plena Guerra de la Independencia contra los franceses, el Seminario será empleado por el general Francisco Fournier como cuartel para sus tropas en los tres meses que los franceses ocupan Mondoñedo.
Un poco más adelante, en 1836, durante las Guerras Carlistas, también será este un lugar reaprovechado para uso militar. Se convierte en fuerte defensivo con lo que será preciso trasladar las aulas al monasterio de San Pedro de la Alcántara.
Después de todo esto, hacia finales de siglo, hay un cambio en la tendencia y se procede a una ampliación del edificio construido en un segundo piso entre los años 1888 y 1889 a instancias del obispo Cos y Macho. Los planos del mismo fueron firmados por el arquitecto provincial Nemesio Cobreros y el maestro de obras fue José Rivas, procedente de Lugo.
El siglo XX fue el de mayor esplendor del Seminario pues a mediados de siglo dobla su capacidad. Ahora, en primer lugar, se construirá un nuevo pabellón para mayordomía, cocina, despensa, refectorio y, posteriormente entre 1947 y 1953, se llevarán a cabo nuevas obras con fin de duplicar la capacidad del Seminario, así se construye un nuevo claustro y una gran capilla.
Actualmente el edificio posee dos claustros y un pabellón con dos y tres andares, en el interior alberga varias capillas y una biblioteca que guarda obras de gran interés entre las que destaca algún incunable. Parte de este edifico funciona hoy como alojamiento (pensión 1*).

Mosteiro da Concepción

La fundación del mismo data del siglo XVII siendo su fundadora Doña María Pardo de Andrade. Su testamento con fecha del 26 de octubre de 1639 derivó en un largo pleito para su localización, pues ella deseaba la fundación en el Campo de los Remedios al que se oponían el Deán y el Cabildo con lo que finalmente las religiosas concepcionistas se instalan en primera instancia en el Couto de Outeiro en el año 1656.
En 1707 por orden del obispo debido al estado de ruina en que se encontraba el primer edificio, la congregación es trasladada al Palacio Episcopal y allí permanecerá hasta que se haga uno nuevo. En primera instancia solicitan fudnar nueva sede en el Campo de Nuestra Señora de los Remedios, pero el cabildo se opone nuevamente en 1708.
En 1712 elevan una nueva petición para fundar una nueva residencia dentro de la ciudad, en la propiedad de María Pardo Lanzós Aguiar y Montoro, en una casa y huerta que poseía en la calle Batitales, hoy calle de las Concepcionistas. Así, será en 1713 cuando al contar con el visto bueno del Obispo y el Cabildo, se toma la decisión firme de construir un nuevo edificio que será el que ocupen hasta la actualidad.
La rehabilitación de la casa y la construcción de la iglesia están casi listas en 1716, año en que se procederá el traslado. Serán los maestros de obra Antonio Blanco, Salvador Fernández y José Lapine (los dos primeros de Mondoñedo y el último de Santa Eulalia de Bóveda).
En la actualidad el conjunto presenta un convento con un único claustro centra, rodeado por una huerta, e una iglesia con coro alto y bajo. El claustro es cuadrado con tres pisos y un pequeño jardín central.
La iglesia es cobra de José Ferrón o Terrón de Pontedeume, presenta una sola nave con dos tramos de bóveda de arista y cúpula a continuación sobre pechinas y con linterna. El presbiterio está cubierto por bóveda de arista. La portada presenta dos pilastras sosteniendo una cornisa en la que se sitúa una imagen popular de la Virgen Inmaculada (en piedra) y un frontón circular. Esta presenta también dos escudos de la orden franciscana. En el interior, posee retablos e imaginería del siglo XVIII. El Altar Mayor es obra de Dionisio del Monte.

Convento de Alcántara

Bajo este título hablaremos de tres edificios: el Convento de Alcántara, la Iglesia de San Pedro de Alcántara y la Capilla de la Venerable Orden Tercera.
En la actualidad este conjunto, salgo la Capilla de la VOT, es un edificio desamortizado, esto es, que dejó de ser propiedad de la iglesia en el siglo XIX, durante los procesos de desamortización
Esto hizo que la vida del mismo fuese muy corta, apenas de un siglo, puesto que los frades se instalan en el convento en el año 1730 son exclaustrados en 1835.
El obispo Muñoz y Salcedo deseaba crear un monasterio de Padres descalzos alcantarinos y así se lo hace saber al Cabildo que coincide con él en las necesidades espirituales de Mondoñedo y en la idoneidad de llevar a cabo la fundación. Una vez de acuerdo, elevan la petición a las dignidades eclesiásticas correspondientes y en 1727 los primeros frades ya estaban en la ciudad para buscar localización y ultimar los acuerdos para la fundación.
Los terrenos que se consideraron adecuados, situados al fondo de lo que hoy es la plazuela de San Xoán pertenecían al Cabildo y, tras compensación, se autorizaron las obras que se vieron frenadas por un litigio derivado de la oposición de los religiosos del Convento de Los Picos. En 1729 tras acuerdo se eleva la petición a Roma y se sigue con las obras. La aprobación de Roma llega en 1731 y con ella se autoriza a los religiosos de la Alcántara que comiencen la vida de comunidad.
Junto con la edificación del convento se hace la Iglesia de San Pedro de Alcántara de una arquitectura semejante al convento. Esta es una construcción de una sola nave con tres tramos. Posee bóvedas y cúpula vaída.
La capilla de la VOT, construida en 1731, es una edificación contigua a la Iglesia de San Pedro, presenta una planta con tres espacios diferenciados: Nave, Presbiterio y Sacristía. El Retablo Mayor es de Andrés de Barriera (1743) de estilo Barroco Regional con tres cuerpos. El encargado de las obras será Fray Lorenzo de Santa Rosa (maestro de obras del Convento de Vallamañán).
Los frades fueron exclaustrados en las desamortizaciones del siglo XIX y el convento y la iglesia dejaron de funcionar como tal. En la actualidad sólo sigue a tener funcionalidad religiosa la Capilla de la VOT donde se guardan los pasos de la Semana Santa Mindoniense.

Hospital de San Lázaro

San Lázaro, como es sabido, estaba relacionado con leprosos y este, en la Edad Media, parece que era la leprosería de Mondoñedo. Así, como tal, contaba con un lugar para albergar a estos enfermos, una malatería, un antiguo hospital de leprosos. La referencia más antigua que tenemos data de 1287.
A día de hoy se conserva el lugar donde estuvo localizado, aunque ahora son viviendas particulares. Se trata de una edificación rectangular en piedra de granito que se sitúa frente a la Capilla de San Lázaro.

Hospital San Paulo e San Lázaro

La tradición hospitalaria mindoniense viene desde antiguo y además de un hospital para leprosos se documenta en 1275 la primera noticia sobre una alberguería (Hospital de San Pablo), un hospital de peregrinos y residencia de ancianos y enfermos situado en la Plaza de la Catedral. Localizado hacia la calle da Rigueira y al río de Sixto. Hoy esta construcción está desaparecida.
En el siglo XVIII el Obispo Sarmiento de Sotomayor pretende edificar un nuevo hospital que reuniera las condiciones adecuadas para desempeñar su función. Así consigue fusionar los antiguos hospitales en una nueva edificación que llevará los nombres de San Pablo y San Lázaro, pues conseguirá que los regidores de Mondoñedo le cedan el patronato y administración de ambos en el año 1750.
El hospital se construye entre 1750 y 1775 en la parte alta de la ciudad, en la Alameda de los Remedios, junto a la cárcel que se construiría con anterioridad y que hoy está desaparecida al edificarse en su lugar el P.A.C.
Este edificio presenta planta cuadrada con fachada barroca y patrio central. Sobre la portada principal posee el escudo del Obispo Sarmiento y de Mondoñedo formando un singular conjunto. En el interior posee una capilla que alberga un retablo barroco de dos cuerpos del siglo XVIII con un Cristo de época.

Casa do Concello

La actual casa consistorial, situada en la Plaza do Concello es un antiguo Palacio del siglo XVIII (1747) donde se localizaba la sede del Regimiento Provincial de Mondoñedo.
El edifico presenta una planta cuadrangular con tres fachadas de piedra de granito donde podemos encontrar dos escudos: un escudo Real y el escudo de la Ciudad.
Sobre la pared izquierda del edificio estuvo apoyada la muralla que rodeaba la ciudad y en la zona caleada se albergó la Capilla de las Angustias que le daba nombre al arco que se localizaba en este lugar.
Este edificio, que acoge las dependencias municipales de 1932, tuvo su última reforma en la década de los 90 del siglo XX.
En la actualidad alberga la Alcaldía, Secretaría, Oficinas Administrativas, Tesorería, Servicios Técnicos, Archivos y Policía Local.

Igrexa Parroquial de Santiago

En origen la parroquia de la ciudad estaba ubicada dentro de la Catedral y tras varios intentos de independizarla, se consigue bajo la regencia del Obispo Fernández de Castro.
Esta nueva iglesia parroquial de Santiago, que se sitúa al final de la actual calle de Alfonso VII, se comienza a construir en 1890 y es inaugurada en 1901. Pertenece al estilo Neogótico. El arquitecto encargado de construir la iglesia es Nemesio Cobrero.
Hoy se conserva tal y como fue construida. Fue la última gran construcción eclesiástica y, por ese hecho, se conoce en Mondoñedo como Iglesia Nueva.

Cemiterio Vello

El antiguo Cementerio Municipal, situado en la calle Julia Pardo, es conocido en la ciudad como Cementerio Viejo pues era allí donde se llevaban a cabo las inhumaciones de la ciudad. Este lugar, además de albergar las tumbas de los más ilustres personajes mindonienses, tiene la particularidad de contar con varios espacios diferenciados en lo los que se enterraban las distintas clases sociales de la ciudad. Así, en la parte más alta, están los grandes panteones donde se situaban las clases altas. En la parte central están las clases medias y, en la baja, enterrados en tierra, están las personas más humildes. Pero además de esto, cuenta en uno de los laterales con un cementerio civil donde se enterraban todos aquellos que no fueran bautizados o que se declarasen ateos.
Hoy está recuperado como jardín público con áreas para paseo, entretenimiento de niños y mayores, miradores, etc.
Entre las tumbas de los personajes que podemos encontrar allí, destacan: el escritor Álvaro Cunqueiro, autor de obras como Merlín e Familia y Pascual Veiga autor de la música del Himno Gallego.

Capela de San Lázaro

Esta capilla fue fundada a principios del siglo XVIII. Presenta una única nave de planta rectangular con arco triunfal. En el interior alberga un retablo principal de estilo Barroco Regional del siglo XVIII con imágenes de San José y San Fernando, así como un relieve de la Resurrección de Lázaro de esa misma época.

Pazo de Caión

D. Luis López de Lombardía obtuvo de Felipe V (28-09-1738) Real Cédula para establecer una fábrica de pastelería holandesa. Para ubicar la fábrica adquirió cuatro cuerdas de terreno para siembra en San Lázaro (año 1739) por un canon de 352 reales.
Hoy en día, ese edificio ubicado en el barrio de San Lázaro es un Pazo.

Puente de San Lázaro

Es una construcción de granito sobre el río Valiñadares a su paso por el barrio de San Lázaro. Existen referencias a una disposición en la misma que data de 1660, si bien ésta, que se conserva en la actualidad, parece haber sido construida en el siglo XVIII y cuenta con dos relieves en su parte central. Uno de ellos es el escudo de la ciudad de Mondoñedo.

Puente Pasatempo o de Ruzos

Este puente de origen medieval de un solo arco sobre el río Valiñadares, situado en el barrio de Los Molinos, está construido sobre un Camino Real y es una de las vías de tránsito hacia la ciudad desde antiguo.
Sobre este puente, cuenta la leyenda, los canónigos de la Catedral, entretuvieron a la mujer de D. Pedro Pardo de Cela (noble de finales de siglo XV) que traía un indulto de los Reyes Católicos para su marido que estaba preso en la Ciudad a la espera de ser ajusticiado. Al entretenerla aquí, ésta no consiguió llegar a tiempo de entregarlo, con lo que se ejecutó la pena sobre él.

Capilla de Santiago

Esta capilla, situada en el Barrio de Los Molinos (Os Muíños), data del siglo XVIII. Presenta una planta rectangular con espadaña central y en su interior guarda un retablo, en el altar mayor, de finales del siglo XVIII con imaginería de la misma época: representaciones de Santiago a caballo, San Miguel y San Lucas.

Casa Museo Álvaro Cunqueiro

La Casa Museo Álvaro Cunqueiro nace en Mondoñedo como un espacio largamente esperado y dedicado al que es, sin duda, el escritor en gallego más brillante del siglo XX y uno de los grandes autores en lengua castellana. La Casa Museo aguarda al visitante o al viajero en la plaza de la catedral de Mondoñedo, en pleno centro histórico de esta vieja ciudad episcopal.
Es en este edificio de tres plantas donde ocho años después del fallecimiento de don Joaquín, el padre de Álvaro Cunqueiro (1941), los hermanos Pepe, Álvaro y Carmen se trasladan desde la vivienda de A Fonte Vella a este edificio, el número 13 de la Praza da Catedral.

Poco tiempo después de su regreso a Mondoñedo en 1947, Cunqueiro instalará permanentemente su residencia (hacia 1949) en este inmueble del Cantón Grande mindoniense. Aquí verán la luz en los años sucesivos algunas de sus obras más extraordinarias, entre ellas Merlín e familia (1955), As crónicas do sochantre (1956), Las mocedades de Ulises (1960) o Escola de menciñeiros, por poner solo algunos ejemplos.
La planta baja de la Casa Museo Álvaro Cunqueiro, a la que se accede desde los soportales del llamado Cantón Grande, alberga la recepción a los visitantes y, en su parte interior la Taberna de Galiana. El primer piso del edificio que habitó Álvaro Cunqueiro a lo largo de tres décadas alberga, por un lado, la cocina del establecimiento hostelero, y en la estancia que mira a la plaza de la catedral, lo que hemos llamado «sala sensorial».
La segunda planta del edificio divide sus espacios entre el comedor del establecimiento hostelero, (que como dijimos se comunica con el huerto del escritor) y una sala dedicada a explicar su obra literaria, tanto en lo que corresponde a su faceta poética, como a sus hitos como narrador o dramaturgo.
La planta más alta del edificio ofrece al visitante espacios más recogidos y que le acercan a la peripecia vital del autor en las décadas que lo habitó, desde finales de los años cuarenta hasta el traslado de su residencia a Vigo. La estancia que mira directamente a la plaza y la catedral mindoniense recuerda su entorno familiar más cercano, en el que creció y desarrolló sus dotes innatas de fabulador.

Museo da Imprenta

La imprenta en Mondoñedo tiene una gran tradición. El primer libro que se imprime en Mondoñedo es del 1495 y se trata de Breve Forma de Confesión de Alonso de Madrigal, el Tostao, obispo de Ávila y, por lo tanto, estamos ante un Incunable. Hoy en día de esta obra queda sólo un ejemplar original que está en la biblioteca de Braga, en Portugal.
Con esta obra Mondoñedo se convierte en una de las ciudades pioneras en Galicia en adoptar la imprenta por delate de otras de gran importancia como Santiago de Compostela o Lugo.
Y, desde ahí, podemos rastrear una importante tradición en Mondoñedo que alcanza su momento álgido entre el siglo XIX y el XX con la imprenta Mancebo (posteriormente Sucesores de Mancebo) a la cabeza.
El museo consta de un único espacio dividió en dos mitades. En la primera de ellas se hace un acercamiento a los orígenes de la imprenta y a sus primeros momentos de historia dentro de Mondoñedo y de Galicia.
En la segunda, hay un acercamiento al oficio de impresor con ejemplos originales de máquinas de imprimir, tipografías, guillotinas, etc. Así como cabeceras de ejemplares que han salido de las imprentas mindonienses desde el siglo XIX.
El conjunto es un paseo por la historia de la imprenta desde sus orígenes hasta la actualidad.