Escudo_de_Pastrana

PALACIO DUCAL

El palacio perteneció a los príncipes de Éboli, los I Duques de Pastrana. Sin embargo, no fueron ellos quienes lo mandaron construir; doña Ana de la Cerda, condesa de Mélito y abuela de la princesa de Éboli, encargó en 1542 la construcción del palacio al gran arquitecto del momento, Alonso de Covarrubias. Éste diseñó un palacio con planta cuadrada y cuatro torres esquineras, un patio central, jardines laterales y traseros y frente al palacio una gran plaza de armas.

Desde el primer momento doña Ana tenía problemas, con el concejo y la gente de la villa, para construir el conjunto palacial y por esta razón no todo se hizo en el siglo XVI. Finalmente era el actual propietario, la Universidad de Alcalá, quien en su restauración de 1999 encabezada por los arquitectos Antonio Fernández Alba y Carlos Clemente, terminó el proyecto palacial, con materiales modernos; este es el caso del patio central cuyo estilo llama la atención en contraste con el resto del palacio renacentista.

Al ponernos delante del palacio, vemos una gran fachada sobria de sillares de piedra de tono dorado, con saeteras y troneras en la parte superior. Destaca la gran portada principal que a modo de arco de medio punto da paso al palacio, bajo la vigilancia de dos bustos de piedra, seguramente doña Ana de la Cerda y su marido. En sus laterales, encontramos dos columnas estriadas con basamento y capiteles corintios que sujetan un entablamento en el que aún se puede leer ‘DE MENDOÇA I DE LA CERDA’. En el interior del frontón dos amorcillos sujetan el escudo de los Mendoza.

Años después de la construcción del palacio se abrió el balcón que rompe con la decoración superior de la portada principal para que los señores duques pudieran disfrutar de las corridas de toros que en el siglo XVII se celebraban en la plaza. Al mirar a la torre de levante, el balcón enrejado del dormitorio de Ana de Mendoza y de la Cerda, princesa de Éboli, nos recuerda que en ella estuvo prisionera durante años hasta su muerte en 1592. Se dice que tan solo la dejaban asomarse al balcón durante una hora al día.

Unos artesonados espectaculares de estilo plateresco diseñados por Covarrubias así como unos azulejos toledanos de estilo mudéjar adornan el interior de las estancias principales del palacio.

IGLESIA COLEGIATA

Ubicación del Museo Parroquial de Tapices. La apariencia sencilla y sobria del exterior de este gran edificio no tiene nada que ver con la grandiosidad y esplendor de su interior.

En el siglo XIII, bajo el patrocinio de la Orden de Calatrava se construyó́ de manera sencilla una primera iglesia de estilo románico de repoblación en el espacio que hoy ocupa el coro. En los siguientes siglos había varias ampliaciones y transformaciones de estilo:

• En el siglo XIV, la iglesia se amplió́ de una a tres naves y, por necesidades de vigilancia y defensa, se convirtió́ la espadaña en una torre almenada.

• En la reforma de finales del XV, se realizó́ una sobreelevación de la nave central para dar más luz al edificio.

• En la primera mitad del siglo XVI, acorde con el engrandecimiento y progreso de la villa, el concejo hizo una gran reforma de la iglesia respondiendo al estilo gótico. La portada principal con arco conopial y las dos pilastras a ambos lados, rematadas por pináculos y florones, son ejemplos de este estilo y época.

El grado de colegiata fue dado a petición de los príncipes de Éboli por el papa Pío V en 1569. Sin embargo, fue su hijo, fray Pedro González de Mendoza, quien consiguió́ poner en marcha las obras para convertir una iglesia parroquial en una gran colegiata. Las obras se demoraron durante trece años (1626-1639) y fueron supervisadas en todo momento por el arzobispo Fray Pedro hasta su fallecimiento en 1639. Incluyeron la construcción de un panteón para la familia ducal situado bajo el altar mayor, y cuando el panteón de los duques del Infantado en Guadalajara fue destruido en 1808, trajeron sus restos a Pastrana junto a las seis urnas de piedra rosa que los contenían.

En el interior de la colegiata destaca el retablo del altar mayor, de 1637, pintado por Matías Jimeno. El cuadro central de san Francisco de Asís, está rodeado por diez lienzos representando santas, vírgenes y mártires, al gusto manierista. La gran joya de este retablo es una pintura sobre alabastro de Nuestra Sra. de la Asunción, patrona de la parroquia, original del pintor francés Jacques Stella. Fue regalo del papa Urbano VIII al III Duque de Pastrana.

El magnífico órgano barroco de la Colegiata fue construido en 1703 por Domingo de Mendoza, maestro organero de la Capilla Real de Felipe V. Gracias a una laboriosa restauración en junio de 1999, está en muy buen estado de conservación y sigue sonando hoy en día.

El museo parroquial guarda la famosa colección de tapices tejidos en la ciudad belga de Tournai en el último cuarto del siglo XV, representando las hazañas africanas del rey Alfonso V de Portugal. Las salas del museo contienen una cantidad de obras de arte y objetos litúrgicos; entre otras destacan cuadros de Carreño de Miranda, Juan de Borgoña, objetos de santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz, y tallas de Francisco Salcillo.

CONVENTO DEL CARMEN

Ubicación del Museo del V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa. Santa Teresa llegó a Pastrana el 10 de junio de 1569. Venía desde Toledo, llamada por los Príncipes de Éboli, para fundar un convento carmelita de monjas. En el camino se encontró́ con dos ermitaños, Mariano Azzaro y Juan Narduch, que se dirigían también a Pastrana para instalarse como eremitas. Santa Teresa les convenció́ de que fueran los primeros frailes carmelitas en este convento de hombres.

El 9 de julio de 1569 fray Ambrosio Mariano y fray Juan de la Miseri tomaron el hábito en la capilla del palacio Ducal, convirtiéndose así́ en los dos primeros feriales de esta nueva congregación de Santa Teresa: el convento de San Pedro. En esos primeros años san Juan de la Cruz estuvo durante unos meses como maestro de novicios. Las figuras más relevantes de la Orden del Carmelo ocuparon estas estancias durante siglos.

La fundación original constaba de la ermita de San Pedro, de un palomar y de las cuevas donde vivían estos primeros frailes. Fue a finales del siglo XVI, principio del XVII, cuando se construyó́ este gran convento con su iglesia. El edificio fue construido con recios muros de sillarejo e hiladas de ladrillo formando el clásico aparejo castellano. Unida al edificio, la iglesia de estilo carmelitano fue trazada por el arquitecto de la orden, fray Juan de Jesús María. El diseño de su portada fue muy probablemente del arquitecto fray Alberto de la Madre de Dios; tiene triple arco de medio punto, hornacina vacía en el segundo cuerpo y en ambos lados de ella dos escudos carmelitas tallados en piedra.

En 1855, tras la desamortización de Mendizábal, se instaló́ en el convento una comunidad de franciscanos misioneros que lo utilizaba como seminario para preparar a futuros religiosos que marchaban de misiones al Extremo Oriente. Entonces cambió su nombre de convento de San Pedro a Convento del Carmen.

Actualmente los PP. Franciscanos han cedido la iglesia y el claustro del convento al municipio de Pastrana para custodiar las magníficas obras que forman parte del museo del “V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa”. Encontramos entre muchas, obras de Luca Giordano, Juan Antonio de Frías Escalante, Paolo de Matteis y Juan Carreño de Miranda, sin olvidar la imponente talla del Cristo de la Verdad de Gregorio Fernández.

En la huerta del convento que le rodea por su costado, aún se conserva la vieja ermita de San Pedro, un edificio pequeño y sencillo; el más antiguo del conjunto dado que fue esta ermita el origen de toda la fundación carmelita.

FUENTE DE LOS CUATRO CAÑOS

Situada en lo que fue, en la época medieval, el centro de la villa: donde estaba el Concejo, donde se hacían el mercado, las danzas del Corpus y hasta las corridas de toros en el siglo XVI. Fue el punto de confluencia de largas calles radiales que partían de las principales puertas del recinto murado. La plaza era conocida entonces como la plaza del Mercado o la plaza de Arriba.

Esta fuente monumental es uno de los símbolos de los pastraneros, con el que más se identifican. Su pilón es octogonal, con pilar y capitel, que sustentan media esfera a modo de copa y, como diría Cela, “rematada por un peón de ajedrez”. De la copa, se encuentran tallados cuatro mascarones alineados con los cuatro puntos cardinales, representando las cuatro etapas del hombre, de donde nacen los cuatro caños.

Fue Ruy Gómez de Silva quien, en 1567, antes de comprar Pastrana, invirtió en la villa y donó al concejo 1000 reales para sustituir una fuente adosada a un pilón rectangular por una fuente monumental. No fue hasta 1588 cuando se construyó la fuente bajo las trazas del maestro de obras Francisco de Tuy y el trabajo de un cantero y un escultor.

En 1731 la fuente fue remodelada y decorada aún más; en esta ocasión Francisco Ruiz fue el maestro de obras. No fue hasta el año 2002 que Carlos Clemente, uno de los arquitectos encargados de la rehabilitación del Palacio Ducal por parte de la Universidad de Alcalá, realizó otra restauración. En 2022 fue limpiado profesionalmente por el restaurador pastranero Alejandro Pajares Gutiérrez.

Una zona desgastada en la fuente nos recuerda el uso como punto de reunión; las huellas de los cántaros que han quedado así lo atestiguan.

PLAZA DE LA HORA

A la mañana siguiente, cuando el viajero se asomó a la plaza de la Hora, y entró , de verdad y para su uso, en Pastrana, la primera sensación que tuvo fue la de encontrarse en una ciudad medieval, en una gran ciudad medieval. La plaza de la Hora es una plaza cuadrada, grande, despejada, con mucho aire.” Esto nos cuenta Camilo José Cela en su Viaje a la Alcarria.

La plaza es un gran espacio cuadrado de 150 metros por cada lado, donde al norte encontramos la magnífica fachada del Palacio Ducal y al sur podemos asomarnos al valle verde de las huertas. Volviendo a las palabras de Cela:

“Es también una plaza curiosa, una plaza con sólo tres fachadas, una plaza abierta a uno de sus lados por un largo balcón que cae sobre la vega, sobre una de las dos vegas del Arlés.”

Fue diseñada dentro de un conjunto palacial como plaza de armas por el gran arquitecto Alonso de Covarrubias en 1541, a petición de Ana de la Cerda, la abuela de la princesa de Éboli. Cuando el príncipe de Éboli, Ruy Gómez de Silva, tomó posesión de la villa, mandó construir soportales de piedra en los dos lados enfrentados para transformarla en plaza del mercado. Los moriscos traídos a Pastrana en 1570 por el príncipe de Éboli eran maestros en horticultura y consiguieron acondicionar el terreno al sur de la plaza para crear huertas e introducir frutales.

Más adelante, la plaza fue lugar de espectáculos públicos, incluso para corridas de toros; se añadió el gran balcón al palacio para disfrutar de ellos. Hoy en día es el centro neurálgico de la villa, su plaza mayor, aunque no se llame así. Debe su nombre a una historia curiosa:

La Princesa de Éboli fue encarcelada en su palacio durante años por orden de Felipe II. La leyenda dice que en los últimos dos años de su vida estaba confinada en su habitación y sólo le permitían salir una hora al día al balcón.

CASA DE MORATÍN

El afamado literato Leandro Fernández de Moratı́n conocı́a Pastrana gracias a su abuela paterna quien era pastranera. Además, su padre pasaba largas temporadas en la villa y es muy posible que Leandro la visitara desde la infancia.

En 1789 Moratı́n compró una casa vieja y un amplio terreno extramuros de la población con la intención de construirse una casa con jardı́n y huerta con estanque, dentro del estilo de huertas ajardinadas que los moriscos habı́an introducido en Pastrana. La casa se ejecutó bajo la dirección del arquitecto Silvestre Pérez, ı́ntimo amigo de Moratı́n y más adelante, nombrado arquitecto real. En 1800 la obra estaba terminada.

Durante los próximos ocho años en ella descansó el grupo de amigos más cercano al dramaturgo, un eminente foco de ilustrados que tomarı́a parte activa en el gobierno de José I. El estallido de la guerra de la Independencia española (1808-1812) le sorprendió a Moratı́n en Pastrana, siendo esta su última estancia en esta casa. Cuando los franceses perdieron la guerra, Moratı́n inició una vida errante que le llevó al exilio en Parı́s. Al final desde su exilio donó la casa de Pastrana a la Inclusa de Madrid, pero con la desamortización de bienes civiles, la casa pasó al Estado y fue subastada en 1859. Al final, llegó a manos de las Hermanas Carmelitas de la Caridad para establecer un colegio de niñas.

En las temporadas de verano y otoño que pasaba en Pastrana Moratı́n escribió alguna de sus obras, como ‘La mojigata’, y se inspiraba en la posada de Alcalá – parada obligada en su viaje a Pastrana desde Madrid – espacio donde se desarrolló́ la obra teatral ‘El sı́ de las niñas’.

CASA DEL CONCEJO

La Casa del Concejo se encuentra en la plaza del Ayuntamiento desde mediados del siglo XVII. Su ubicación anterior fue la plaza de los Cuatro Caños debido a su carácter comercial como lugar del mercado. Es probable que el traslado fuera debido a la falta de notoriedad del edificio anterior.

El nuevo edificio es un amplio caserón. La primera planta fue construida con mampostería de piedra con sillares en las esquinas y en la puerta de acceso. La segunda planta se levantó́ con fábrica de ladrillo, material introducido en la villa por los moriscos.

En fachada podemos ver tallado en piedra el escudo de Pastrana: en el primer cuartel aparece una letra P cruzada de una banda y escoltada por dos flores de lis, en el segundo cuartel una cruz, una espada y una calavera. Este escudo simboliza la leyenda que dice ‘Pastrana defenderá́ la Cruz con la espada hasta la muerte’.

Restaurada en los años noventa, sigue siendo sede del Ayuntamiento; en su planta baja están las oficinas municipales y en la planta superior el salón de plenos y archivo.

CASA DEL DEÁN

Su nombre viene de haber sido residencia del deán de la colegiata, máxima autoridad en el cabildo eclesiástico de una colegiata.

El edificio fue construido sobre el solar de dos casas en el año 1647 por el IV Duque de Pastrana como hospital de San Miguel. A finales del siglo XVIII dejó se ser utilizado como hospital y el duque se lo cedió al deán para su residencia personal. Su estructura palaciega permitió que en varias ocasiones fuera el alojamiento del duque ante la incomodidad que suponı́a alojarse, por unos dı́ as, en el desatendido palacio ducal.

Su arquitectura desarrolla el tı́pico modelo palaciego con patio central de columnas de madera y zapatas, dos alturas y fachada con portada adintelada de sillares almohadillados, gran balcón central y un reloj de sol que atestigua el paso del tiempo.

Hoy en dı́a en el interior de la Casa del Deán encontramos el Centro de Salud. Junto a este edificio se levanta la ermita de Santa Ana, oratorio particular del deán, que en la actualidad alberga un centro cultural dedicado a la música.

CONVENTO DE SAN FRANCISCO

Fue fundado por una comunidad de franciscanos liderados por fray Juan de Peñalver que, buscando la vuelta a la primitiva regla (retiro, oración mental, pobreza, austeridad), se instalaron en 1437 en un paraje cercano llamado Valdemorales. El lugar elegido era insano, insalubre e incómodo y en 1460 se trasladaron a esta ubicación, extramuros de Pastrana.

Tanto los maestres de la Orden de Calatrava a la que pertenecı́an los territorios como Doña Ana de la Cerda, primera señora de Pastrana, apoyaron la construcción del convento. Fue reformado y ampliado en los siglos XVII y XVIII usándose el ladrillo como principal elemento constructivo. El convento reunió una biblioteca extensiva dado que era casa de estudio Franciscano Observante de Castilla y contaba con dos cátedras; las de Latinidad y Gramática.

Los I Duques de Pastrana también acogieron el patronato del convento, dotando ricamente su iglesia. Esta es una iglesia gótica de una sola nave y planta en cruz latina cubierta de bóvedas de crucerı́a en estilo gótico, capiteles simples con decoración vegetal y escudos heráldicos de los Mendoza.

La fundación desempeñó un papel importante en los movimientos reformistas que sucedieron en los siglos XV y XVI surgiendo una desviación herética, los llamados ‘iluminados’ o ‘alumbrados’. Fue ocupado sin interrupción hasta la desamortización de Mendizábal en 1836. A partir de ese momento tenı́a diferentes funciones civiles y administrativas, hasta que fue destinado a utilidad pública en 1846.

Una parte fue adquirida por el Ayuntamiento para instalar en ella el cuartel de la Guardia Civil – desde octubre de 1845 hay Guardia Civil en Pastrana – mientras que la otra fue adjudicada y comprada por los pueblos del partido para disponer la cárcel. La huerta del convento fue utilizada como cementerio y la zona denominada el Colegio fue ocupada por un hospital, que fue habilitado ante la gran epidemia de cólera que asoló la zona en 1855.

En 2019 se iniciaron las obras para la restauración de la iglesia y se finalizaron en 2020, inaugurándose como centro para uso cultural y turístico.

CONVENTO DE SAN JOSÉ

Hoy en díá el convento alberga una reducida comunidad de monjas Concepcionistas Franciscanas, pero en sus inicios perteneció́ a la Reforma del Carmelo. Santa Teresa de Jesús fue llamada por los príncipes de Éboli y acudió́ a Pastrana junto con dos monjas para fundar el convento. El 23 de junio de 1569 se inauguró́ el monasterio de las Descalzas, en la ‘Cuadrilla de la Castellana’ con el título de Nuestra Señora del Consuelo.

En 1573, con la repentina muerte de Ruy Gómez de Silva, príncipe de Éboli, su viuda Ana de Mendoza decidió́ ingresar en el convento, creando grandes conflictos con las monjas al saltarse la Regla carmelita. Siguiendo instrucciones de Santa Teresa, las trece religiosas que en ese momento lo habitaban, en secreto y de noche, abandonaron el convento dirigiéndose a Segovia.

Con el empeño de que Pastrana contara con un convento de monjas, la princesa de Éboli ofreció́ poblarlo a Concepcionistas Franciscanas que con el nombre Nuestra Señora de la Concepción se fundó́ el 19 de octubre de 1574. La iglesia del convento se levantó́ en 1582, costeada por la princesa, de una sola nave cubierta con bóveda de cañón. El ábside es semicircular y a sus pies surge el gran sotocoro separado por las tradicionales rejas. El espléndido retablo barroco fue obra de Juan Bautista Mayno, natural de Pastrana.

La imagen procesional de Nuestro Padre Jesús Nazareno, muy venerada en Pastrana, es cuidada por las franciscanas.

PALACIO DE LOS BURGO

Este palacio fue construido a principios del siglo XVII, intramuros de Pastrana antes de la reedificación de la muralla en 1650. Se trató de una sobria construcción de la noble familia de la que toma el nombre, los Burgos. Al igual que el resto de casones del barrio, cuenta con sus jardines y patios, sin llegar a imaginarnos, desde el exterior, las dimensiones de los edificios. Este modelo de casa noble siguió́ la estela introducida por el diseño del Colegio de San Buenaventura.

Sobre su fachada principal podemos ver el imponente escudo de armas de esta familia, timbrado por la celada que señalaba su hidalguía. En los primeros años del siglo XXI, se ha reedificado como pisos y apartamentos, pero todavía se conserva la estructura del gran portón arquitrabado, los sillares esquineros y la rejería.

PALACIO VIEJO

Situado extramuros de la Pastrana medieval, fue una hospedería de caballeros calatravos. En 1184 Alfonso VIII donó Zorita de los Canes y todo el territorio circundante a la Orden Militar de Calatrava para repoblar y traer riqueza a la zona. Más adelante, en el siglo XVI, Doña Ana de la Cerda, condesa de Melito y primera señ ora de Pastrana, vivió en el edificio mientras estaban construyendo a escasos metros el Palacio Ducal.

En su fachada destacan los arcos o arquivoltas que se conservan de su portada original de traza gó tica. Son muy similares a los que encontramos en la portada de la iglesia-colegiata y no serıá extraño que fueran de la misma é poca y realizados por los mismos canteros.

En la actualidad el palacio está dividido en dos casas cuyo interior, aunque reformado, mantiene la esencia de una gran casa noble y señorial. En su parte posterior disfrutan de un jardín morisco que se le añadió al edificio en el siglo XVII.

ANTIGUA SINAGOGA

Se tiene la creencia de que este antiguo caserón albergara en su día la sinagoga. Ello lo certifican los detalles ornamentales, que en su fachada contemplamos, grabados sobre estuco y con evidentes señales de mudejarismo. En este grabado aparece la estrella de David de seis puntas, de origen judío.

CASA DEL CABALLERO CALATRAVO

En el 1174 el rey Alfonso VIII donó el alfoz de Zorita de los Canes y su comarca a la Orden Militar de Calatrava para repoblar la zona. Tras la conquista de Cuenca en 1177, la Orden de Calatrava, segura en su nueva posesión, organizó el control de su territorios mediante la fundación de pequeñas aldeas entre las que se encontraba Pastrana.

La calle de La Palma, antiguamente calle Mayor antes de que lo fuera la actual, albergaba las casas pertenecientes a las principales familias de la villa, probablemente también familias judías. Cuando los judíos fueron expulsados por orden de los Reyes Católicos en 1492, se expropiaron estas viviendas. En ese momento Pastrana seguía bajo la jurisdicción de la Orden Calatrava y se cree que el gobernador aprovechó para venir a residir en esta antigua casona.

La arquitectura sigue ejemplo/tendencia de otras casas del barrio, destacando el arco de medio punto de su puerta principal, ası́ como el escudo de su fachada, cuya cruz de Calatrava atestigua la influencia de esta orden.

BARRIO DEL ALBAICÍN

En 1570 con el levantamiento de los moriscos y luego su dispersión por España, Ruy Gómez de Silva llevó a Pastrana a más de 1000 moriscos para trabajar en la reciente creada industria sedera y tapicera. El barrio que Ruy creó para ellos debe su nombre a que la mayor parte de ellos procedía n del Albaicín de Granada.

Se instaló junto al único paso posible de entrada y salida de mercanciás a la villa, estableciendo una fácil unión con la plaza del mercado y desplazando el centro neurálgico a la nueva plaza del mercado. Aquı́ el Palacio Ducal se posicionaba como el centro de la nueva estructura urbanísica con un claro eje de unión con la plaza de la iglesia. El Albaicín era un barrio diseñado con un trazado cuadriculado y una calle principal llamada del Pilar, por la ermita que mandó allı́ construir la Princesa de E+ boli que le era muy devota.

Su importancia radica en que es el único ejemplo de ensanche industrial urbanizado en el siglo XVI; su dedicación como centro industrial sedero es clara, a pesar de combinar igualmente una función comercial y de vivienda. Sus casas eran en origen de ladrillo, material introducido por los propios moriscos, conservándose todavía alguna de esas casas originarias.

Bajo la dirección del maestro tapicero Francisco Tons, de este barrio salieron importantes trabajos textiles y tapices. Algunos se encuentran en los grandes museos europeos.